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La norteamericana Cat Power deja atrás su crisis personal y publica un segundo y notable álbum de versiones

SALVADOR CATALÁN
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Hace ahora justo un año, la norteamericana Chan Marshall (Atlanta; Georgia, 1972) vivía en sus propias carnes una doble y contradictoria circunstancia. Mientras su álbum The Greatest (2006) cosechaba aplausos de la crítica más exigente a la vez que alcanzaba el mejor puesto de su trayectoria en la lista de ventas de su país, ella se veía obligada a cancelar su gira estadounidense para ingresar en un centro de rehabilitación a causa de problemas con el alcohol. Marshall llevaba entonces más de una década inmersa en la escena musical de la mano de su alter ego, Cat Power, e impulsada, en principio, por la labor introductoria de amigos como Steve Shelley (Sonic Youth) o Tim Foljahn (Two Dollar Guitar). Tuvieron que llegar trabajos como Moon Pix (1998) o You Are Free (2003) para que quedara definitivamente al descubierto su capacidad para ocupar un puesto relevante en el flamante escaparate folk-pop. Cruda y descarnada al comienzo, poderosa y diáfana luego, Cat Power fue fijando las bases de una fascinante trayectoria, cada día más marcada por sus raíces y entornos. Los mismos que potenciaron la edición de The Covers Record (2000), un primer álbum de versiones en el que Cat Power aportaba su sobria y penetrante interpretación a temas tradicionales, firmas clásicas -Jagger & Richards, Lou Reed o Bob Dylan- autores contemporáneas como su ex compañero Bill Callahan (Smog) e incluso a su propio cancionero.

Tras la superación de su crisis con la bebida, una renovada Cat Power parece volver a buscar ahora un nuevo punto de anclaje a la tradición. Y el explícito Jukebox (Matador-¿Pop Stock!; 2008) retoma el ya abordado formato de versiones de la mano de una espléndida selección de trece cortes en cuyas partituras afloran los nombres de Hank Williams (Ramblin (Wo)Man), Bob Dylan (I Believe in You) Joni Mitchell (Blue) o Nick Cave (Breathless) así como tándems compositores de la dimensión de James Brown/Bobby Byrd (Lost Someone), Spooner Oldham/Dan Penn (Woman Left Lonely) o Arthur Herzog Jr./Billie Holiday (Don't Explain). El estándar New York de Fred Ebb y John Kander, popularizado en su momento por Frank Sinatra, inaugura un jugoso itinerario en el que vuelven a incrustarse composiciones propias (Metal Heart, Songs to Bobby) a modo de elemento cohesionador de sus vertientes de autora e intérprete. De hecho, Cat Power reivindica ésta última huyendo del mimetismo para dejar huella y constancia de su método en todas y cada una de las adaptaciones, envueltas en una sonoridad que liga reflexión y solemnidad, coronada por su cómplice voz y fijada con la ayuda de invitados de ayer y hoy como Matt Sweeney o el mismo Spooner Oldham. Jukebox desborda los límites del anecdótico álbum de versiones para erigirse en una atractiva lectura privada de la memoria colectiva.