Sociedad

Un tratamiento permite a pacientes con nuevo riñón vivir sin inmunosupresores

Luck Kowalski es un paciente afortunado. Hoy vive gracias a un nuevo riñón que se comporta como si siempre hubiera sido propio. Tanto, que no depende de inmunosupresores, los tratamientos que cualquier trasplantado necesita para que su cuerpo no rechace los nuevos órganos.

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No es casualidad. Kowalski es uno de los cinco pacientes que han participado en un tratamiento experimental del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) para rehuir los fármacos que evitan el rechazo. La clave parece estar en cambiar el sistema inmune del paciente con un trasplante de médula del donante.

La experiencia con cinco pacientes con injerto renal se detalla en el último número de la revista New England Journal of Medicine. El tratamiento fue positivo con cuatro de los cinco pacientes. Cinco años después de la cirugía, viven sin inmunosupresión. «Es posible esperar que estos enfermos estén libres de las medicinas durante sus vidas», escribe David Sachs, uno de los autores.

Desde que se iniciaron los trasplantes de órganos hace más de medio siglo, el rechazo ha sido el principal problema de las operaciones. La gran mayoría debe consumir durante toda su vida medicamentos. Estos fármacos reducen las defensas y exponen a los pacientes a un mayor riesgo de cáncer y fallos renales.

Caso excepcional

El caso de Kowalski es excepcional porque recibió un riñón muy compatible. El donante fue su hermano y aunque no eran gemelos, era perfecto. Pese a todo, hubiera necesitado fármacos contra el rechazo. Tras el trasplante renal a Kowalski y a los otros cuatro pacientes, les debilitaron su sistema inmune con radiación y después recibieron la médula del donante.