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Molina Foix reivindica el peso de lo espontáneo para concebir una novela Los premios y las corridas de toros
El escritor de Elche inauguró en Cádiz las Presencias Literarias 2008 de la UCA y charló sobre 'El abrecartas' «Escribo totalmente a ciegas», declara el autor
Actualizado: GuardarKen Follet dijo hace unos días que sus novelas presentaban un problema nuevo al resolver otro y así enganchaban al lector. No le va mal. Carmen Posadas prefiere imaginar un protagonista más bien plano con el que pueda identificarse todo el mundo. Y le funciona. Pero no todo es estrategia. «Escribo totalmente a ciegas», aseguraba ayer el Premio Nacional de Narrativa 2007 Vicente Molina Foix que inauguró las Presencias Literarias de 2008 en la Kursala de la Universidad de Cádiz.
El polivalente creador -ha sido poeta, novelista, ensayista, cineasta y crítico de cine- desgranó ante una veintena de asistentes los engranajes de su última novela epistolar en una disertación que sirvió de alegato de la espontaneidad narrativa. «El abrecartas comenzó con una serie de ideas generales muy vagas», dijo, aunque luego el relato crease «una cierta ingeniería» que soporta las relaciones entre los personajes. No significa, por tanto, que la novela responda a una escritura automática al estilo de los surrealistas. «Requiere una arquitectura para que se sostenga el relato», dijo el escritor que trazó un simil con la construcción: «la casa tiene que tenerse en pie. necesita tabiques, cimientos, pilotes, etc».
Molina Foix recuerda el caso contrapuesto de José Luis Sampedro. «Cuando me enseñó su cuarto me recordó al cuartel general de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Tenía la novela planteada en la pared con sus alfileres y sus notas. Yo hago lo contrario».
Pero incluso él tiene sus trucos, como el que aprendió de García Márquez. La norma del creador obliga a nunca acabar en el día lo que se está escribiendo aunque se tengan fuerzas suficientes para hacerlo. «Se deja algo comenzado, así al día siguiente no hay que comenzar de nuevo».
apaolaza@lavozdigital.es Como buen literato premiado -es el último Premio nacional de Narrativa-, Vicente Molina Foix habló ayer en su discurso de los premios literarios. En su opinión, «en España existe una industria del premio y algunos viven de ellos».
Es, a su juicio, un fenómeno característico del país. «A los extranjeros les llama la atención la enorme floración de premios literarios que existe, en cuanto a número y dotación. Es una peculiaridad como las corridas de toros o el jamón de cinco jotas, que no hay en otros lugares», bromeó.
El ponente fue comprensivo con el fenómeno del que él mismo se confiesa haber participado. «Es normal que la gente viva de ellos. La vida es dura y la del escritor también. Por eso se ofrecen productos, alguien los juzga y un ayuntamiento, una asociación o una editorial lo publican y lo promocionan».