Al borde del precipicio
CALLE PORVERA El Xerez parece abonado al desbarajuste. El equipo está al borde del precipicio y mirando de cerca el pozo de la Segunda B; Joaquín Morales anda desaparecido del mapa después de dimitir como presidente -pero sigue como máximo accionista- y estar negociando la venta del club; un peculiar empresario de Almería lleva ya más de una semana mareando la perdiz con la compra, aunque muchos piensan que lo extraño es que no haya salido corriendo tras estudiar la documentación y las cuentas de la entidad; Casuco no encuentra un once tipo y da tumbos de revolución en revolución...
Actualizado:Parece instalado en un estado permanente de irracionalidad, de locura -esperemos que transitoria- y de freakismo que provoca vergüenza ajena, con episodios que más bien parecen sacados de un tebeo de Ibáñez o de la mente retorcida de un guionista cabreado de cine de serie B.
Encima, el Ayuntamiento metiendo baza, en medio de una negociación a ya no sé cuántas bandas y en la que nadie sabe muy bien qué papel está jugando realmente. A eso le llaman en mi pueblo intervencionismo, por mucho que diga que no al Gobierno local. Supongo que amparado en la millonaria subvención anual -de dos millones de euros, si no recuerdo mal- que otorga al Xerez y que le convierte en una especie de accionista de peso en el club.
La lectura positiva es que, a pesar de todo, el equipo sigue a sólo tres puntos de los puestos de salvación, cuando todavía queda casi una segunda vuelta completa por jugarse. Vamos, que no está todo perdido, aunque si no se pone remedio ya, sólo quedará creer con más fe que nunca en un milagro. Mala señal.