La captura del grupo islamista de Barcelona abortó otro 11-M en la Ciudad Condal
La célula pretendía cometer varios atentados suicidas en transportes públicos El juez decreta la prisión para diez de los catorce 'yihadistas' arrestados
Actualizado:La redada realizada el sábado pasado en Barcelona por la Guardia Civil desmanteló una célula yihadista que pretendía cometer ese mismo fin de semana varios atentados suicidas en medios de transporte públicos de la Ciudad Condal. Esa es la tesis que acepta el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que ayer ordenó el ingreso en prisión de diez de los arrestados en una resolución en la que concluye que el instituto armado, gracias a la información facilitada por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), han podido evitar un nuevo 11 de marzo.
El juez señala en su resolución que, según los indicios recogidos por los investigadores y la confesión de un testigo protegido, era un grupo terrorista cohesionado y mentalizado para la comisión de atentados suicidas que estaba ya «muy próximo» a fabricar artefactos explosivos.
Nitrocelulosa
Cuando fueron detenidos, buena parte de la célula practicaba en un domicilio de Barcelona con nitrocelulosa, elementos mecánicos y eléctricos y metralla «aptos para la construcción de uno o varios explosivos». Sin embargo, estas no serían las bombas reales a utilizar en el atentado inminente, porque tendrían una capacidad destructiva muy baja. El juez indica que el grupo, liderado por Maroof Ahmed Mirza y Mohammad Ayud Elahi, contaba con tres terroristas suicidas que se habían desplazado a España desde Pakistán en los últimos tres meses para inmolarse en un atentado en Barcelona. El primero, Mohamed Shoaib, llegó en octubre; el segundo, Mehmooh Khalid, en noviembre, e Imram Cheema, a mediados de diciembre.
Moreno dice que «este patrón es común en organizaciones extremistas islámicas, que para ejecutar una acción terrorista suelen desplazar a los suicidas poco tiempo antes de llevarla a cabo». Las llegadas de estos tres suicidas se produjeron, según el magistrado, unos dos meses después de que el presunto fabricante de explosivos de la célula, Hafeez Ahmed, regresase a Barcelona de un viaje de cinco meses a Pakistán. La resolución no indica nada sobre el posible medio o medios de transporte que pretendían atacar ni sobre el lugar donde pueden estar los explosivos que iban a utilizar para confeccionar las bombas.
El fiscal del caso, Vicente González Mota, había acusado a tres de los catorce presuntos islamistas arrestados el sábado pasado en Barcelona -doce paquistaníes y dos indios-, de ser terroristas suicidas, según indicaron fuentes judiciales.
Actuación precipitada
La Guardia Civil desencadenó en la madrugada del sábado la operación, a petición del CNI, ante la sospecha de que la célula islamista había pasado de ser un simple grupo integrista o de proselitismo yihadista a tomar la decisión de cometer atentados, para lo trataba de adquirir sustancias explosivas, según indicó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Los expertos policiales tenían el sábado indicios de que el grupo planificaba dos atentados terroristas simultáneos, o casi simultáneos, en Barcelona y en Francia. Cuando se precipitó la redada, los agentes investigaban si los islamistas habían hecho vigilancias de infraestructuras de comunicaciones barcelonesas, de centros comerciales e, incluso, de una mezquita de rito moderado de la capital catalana, considera infiel al islam por la célula radical. El fiscal González Mota pidió al juez Moreno cárcel para diez de los doce presuntos islamistas trasladados a la Audiencia y la libertad de los otros dos. Dos de los arrestados el sábado no llegaron a ser conducidos ante el juez porque los puso en libertad la propia Guardia Civil.