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TURISTAS. El gobierno gallego estudia limitar el acceso al Pórtico de la Gloria para frenar su deterioro. / LA VOZ
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Un peaje en el Camino

La Xunta estudia restringir el acceso de turistas a la Catedral de Santiago, a partir de finales de año, para evitar su deterioro

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Unos 10 millones de personas pasaran por la Catedral de Santiago de Compostela durante el próximo año Xacobeo, en 2010. La mayoría no irá a rezar, serán turistas y con tanto visitante los edificios se resienten. Así, la Xunta de Galicia está estudiando restringir el acceso al Pórtico de la Gloria y evitar el deterioro provocado por la masificación. Eso sí, ya se han encargado de anunciar que la solución elegida no afectará al turismo. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

No es la primera vez que los organismos públicos optan por ordenar o prohibir la entrada en alguno de los más bellos monumentos del país. La Alhambra, la Pedrera o las cuevas de Altamira ya lo hacen. Y es que los 65 millones de turistas extranjeros que se esperan en 2008, sumados a las 160 millones de visitas que realizan los propios españoles son un peso excesivo para unos edificios que fueron construidos para un uso mucho más privado.

Cada vez más extranjeros

Según la Oficina del Peregrino, 114.026 personas consiguieron la Compostelana, en 2007. De ellas, 66.780 fueron mujeres (un 37,7% más que en 2006) y sólo el 38,1% lo hicieron por motivos religiosos, un año antes eran el 41,6%. Además, cada vez hay más caminantes extranjeros: la mayoría alemanes (13.837) e italianos (10.275), pero donde también aparece registrado un iraquí, cuatro kenianos o 327 japoneses.

Las medidas quieren adelantarse a problemas como el que padece China con una Ciudad Prohibida en la que penetran 70.000 personas al día.

Así que para evitar sorpresas después de completar un largo viaje, lo más sensato es realizar una reserva con antelación. A no ser que usted sea una personalidad y entonces quizá cierren las instalaciones para que las disfrute en privado. De todas formas, la protección no implica que no puedan visitarse. El complejo nazarí, al que llegan 2,5 millones de personas al año, puso en marcha un sistema de grupos por el cual no pueden acceder más de 350 personas cada media hora. La clave está en conseguir que las visitas fluyan y evitar las aglomeraciones. En las cuevas de Pozalagua, en Karrantza (Vitoria), aplican la misma idea. Los grupos nunca superan las 80 personas y después de un puente, la sima descansa un día para renovar el aire; el CO2 es malo para las estalactitas.