Paso cambiado
Definitivamente se nos fueron las fiestas navideñas, a pesar de que este año nuestro entrañable Ayuntamiento se obstina en que no podamos olvidarlas, recordándonoslas a cada paso con el persistente alumbrado navideño que aún cuelga de árboles y farolas en nuestra ciudad. No deja de ser paradójico. Ahora entiendo a que se refería la Alcaldesa cuando afirmaba que la navidad jerezana era la envidia de muchas ciudades españolas.
Actualizado: GuardarPero el paso está tan cambiado en nuestros gobernantes, y lo está de modo tan flagrante, que este año (por primera vez desde donde mi mente alcanza a recordar), nuestros munícipes van a conjugar dos de las celebraciones de mayor peso en el calendario festivo jerezano, al hacer coincidir en las calles del centro de la ciudad, por un lado la instalación de los palcos y tribunas para seguir los desfiles procesionales, y por otro, las luces navideñas. Supongo que esta estrategia debe ser un nuevo giro de tuerca en eso que el partido de la Señora Alcaldesa ha dado en denominar La Alianza de Civilizaciones. El experimento, aquí en Jerez, básicamente tendrá como punto de partida la ingeniosa idea de confundir a la población, mezclando para ello la celebración del nacimiento con la de la muerte de Jesús. Para mayor inri este año coincide que la Semana Santa cae más pronto que nunca, puesto que el próximo 19 de marzo, día de San José, será Miércoles Santo. De ese modo la confusión será total rayando el caos más absoluto, pues celebraremos de un plumazo el nacimiento del Niño, el día del Padre y la muerte del Señor.
Ya me imagino a los capillitas de turno, impacientes con sus flamantes cámaras digitales regalo de Reyes, prestos a plasmar imágenes únicas y novedosas de la Semana Santa jerezana. Este año tendremos la oportunidad irrepetible de ver por calle Larga los hermosos Misterios y Palios que conforman nuestra larga treintena de Hermandades, los cuales caminarán a los sones de las marchas procesionales bajo un cielo conformado por las estrellas y los soles que han configurado el alumbrado de Navidad en tan céntrica vía. Tan solo cabe esperar que los técnicos municipales se acuerden de darle al botón para que el alumbrado luzca encendido en todo su esplendor. No vaya a ser que con la emoción de las cofradías en las calles se nos olviden las luces y estas queden apagadas, como también lo estuvieron el día de Nochebuena en torno a las 12 de la noche -cuando aún la Misa del Gallo estaba en la homilía-, o como también lo estaban el mismísimo día de Fin de Año, justo a la hora en que el reloj de la Plaza del Arenal se empeñaba en dar las doce campanadas anunciadoras de un nuevo dígito en el calendario.
Las mezclas nunca son buenas y unir la Navidad con la Semana Santa, aunque sólo sea por el desdén (léase como indiferencia y despego que denotan menosprecio) en el trabajo de quienes se encargan de desmontar una y colocar otra, tan sólo sirven para revelar que las cosas no acaban de funcionar bien en esta ciudad, algo a lo que lamentablemente nos estamos acostumbrado de forma excesiva