Israel envía ayuda a Gaza por la presión internacional sin levantar el embargo
Un único cargamento de fuel y medicinas llega a la Franja al disminuir el lanzamiento de cohetes Qassam «No hay crisis humanitaria, es propaganda», dice Tel Aviv
Actualizado:El Gobierno de Israel reaccionó ayer a los reproches internacionales lanzados desde la UE, la Liga Árabe o Egipto y dio una ligera marcha atrás en el embargo impuesto el pasado jueves a Gaza, que el domingo desembocó en el cierre de su principal central eléctrica por falta de combustible y el apagón para el 33% de la población palestina que depende de ella. Ya de noche, con la capital de la Franja de nuevo a oscuras, el ministro de Defensa, Ehud Barak, se doblegaba a las presiones y daba su autorización a la entrada en la zona bajo dominio de Hamás de un único cargamento de fuel para generadores, gas de cocina y asistencia médica.
Barak anunciaba el permiso como una medida de gracia. «Parece que en Gaza han recibido el mensaje, el disparo de los Qassam ha disminuido, hoy (por ayer) sólo ha caído uno Pero si vuelven a incrementarse, no nos pensaremos dos veces extremar de nuevo las sanciones y cerrar las fronteras», advertía. Y lo hacía en un día en que Israel había desplegado todo su potencial persuasivo para tratar de justificar el mantenimiento del embargo, que, excepciones aparte, sigue en pie.
Áspero mensaje
En un mensaje inusualmente áspero, el primer ministro hebreo, Ehud Olmert, hacía frente ayer a la polémica internacional advirtiendo de que si no hay «normalidad» en la Franja es porque tampoco la hay en las ciudades judías cercanas, donde decenas de cohetes impactaron en los últimos días sin causar bajas. Y que, si bien el propósito de Israel es «atacar el terrorismo» con operaciones armadas como las que la pasada semana dejaron casi cuarenta palestinos muertos, también lo es, aseveró, «demostrar a la población que no pueden eximirse a sí mismos de responsabilidad en esta situación».
«Por lo que a mí respecta -añadía el jefe del Gobierno hebreo-, los residentes de Gaza pueden ir caminando si no tienen carburante para sus vehículos, porque les gobierna un régimen asesino que no permite a la gente del sur de Israel vivir en paz».
Olmert, acorralado por sus socios en el Ejecutivo que amenazan con aislarle si no frena ya los lanzamientos de Qassam, pronunciaba estas palabras en Jerusalén, durante una entrevista con el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Maxime Verhagen, ante el que se esforzó por dibujar la lucha desigual entre Israel y los palestinos como una guerra simétrica. «¿Qué haría el Gobierno de Holanda si estuviera bajo el fuego diariamente», preguntó a su interlocutor, al que aseguró a continuación que no permitirá «una crisis humanitaria en Gaza». «Proveeremos a la gente de todo cuanto necesiten para prevenirla, aunque no de lujos que puedan hacer su vida más confortable», precisó el primer ministro. Mientras, desde la Franja la Agencia para los Refugiados de la ONU hacía un llamamiento desesperado.
Según palabras de su portavoz, Christopher Gunnes, la institución tendrá que suspender en cuatro días la ayuda alimentaria a 860.000 palestinos en Gaza porque hoy mismo se acabarán las bolsas de plástico y la gasolina para distribuir la mercancía. Las últimas reservas de carburante de la organización han sido cedidas a farmacias y hospitales -que Cruz Roja alerta, dejarán de funcionar en tres días como máximo-, y se espera también muy pronto el colapso de las potabilizadoras, que necesitan 150.000 litros de combustible al mes que ya no llegan.
«Exageración» palestina
No obstante, todo el dramatismo de los testimonios que ayer se emitían desde la Franja eran puestos en entredicho por las autoridades de Tel Aviv. «En Gaza no hay crisis humanitaria», es «propaganda», afirmaba el portavoz del Ministerio israelí de Defensa, Shlomo Dror, secundado por la voz anónima de otros altos oficiales del Gobierno, que desde el anonimato coincidieron en difundir un mismo argumento, según el cual toda la retórica del apagón es una «exageración» montada por Hamás para despertar compasiones.
«La gente está a oscuras, pero los generadores que alimentan la industria de los Qassam de Hamás no han diminuido», explicaba un oficial de seguridad, en un mensaje también contenido en un comunicado difundido por la Embajada hebrea en Madrid, que incidía en que, a pesar del parón de la central eléctrica, Israel -y en menor medida Egipto- siguen suministrando diariamente el 75% de los megavatios que consume Gaza.