![](/cadiz/noticias/200801/21/Media/xerez1--253x190.jpg?uuid=c82f3334-c7f5-11dc-bda1-248e93090d2d)
Se encendió la luz
El Xerez logra la segunda victoria en Liga con Casuco en el banquillo y deja el farolillo rojo Los azulinos golean tras remontar un tempranero gol de Samuel en propia puerta
Actualizado: GuardarAl fin hay luz, túnel y camino. Tras jornadas y jornadas de densa oscuridad el Xerez Deportivo logra ver un destello de sol desde lo más profundo del pozo, pues días atrás la situación estaba tan negra que no parecía haber solución alguna.
Ayer el Deportivo dio un golpetazo encima de la mesa. Pues precisamente lo que vivió en el Martínez Valero, era lo que necesitaban los azulinos. Punto de inflexión, un golpe moral fuerte, pues, tras el tremendo zarandeo de la semana pasada, los xerecistas parecen haber reaccionado.
Ahora el impacto es tremendo, pues ha matado una bandada de pájaros de un solo disparo: dejó el farolillo rojo, remontó un encuentro que comenzó perdiendo con un gol en propia puerta, goleó a uno de los rivales en mejor estado de forma del campeonato, sumó tres puntos que le dejan a sólo uno de salir de la zona de descenso y, lo que es más importante, levantó la pisoteada moral de los xerecistas. El golpe de efecto es espectacular.
Además, lo hizo cuando tenía todo en su contra: un equipo lanzado hacia la zona alta de la tabla, una de las mejores entradas en el Martínez Valero, Vidal apostando por la victoria adelantado líneas desde el primer momento... Y por si no era suficiente, un gol en propia puerta antes de que se llegara al minuto cinco de partido. De pronto, los azulinos cumplían todos los parámetros para encajar en el perfil de ese equipo descendido a mitad de temporada.
Y de repente, se encendió la luz. Saltó la chispa y provocó la llamarada azulina. Justo cuando el Deportivo no podía caer más bajo. Tras meses y meses sin funcionar, la maquinaria xerecista comenzó a producir. Abel Aguilar se cargó el plumero para desempolvar una sala de mandos que jornada tras jornada no había hecho más que acumular óxido y telarañas.
Mal comienzo
La hazaña tiene más mérito si se tiene en cuenta que el gol de Rubén clavó la puntilla a un animal herido de muerte. Una extraña jugada que nace de un saque de banda prolongado al corazón del área, donde el media punta se atreve con una tijereta que hubiera quedado en nada, de no pegar en el cuerpo de Samuel.
Precisamente, la pareja de baile del centrocampista asturiano, el colombiano Abel Aguilar, se encargó de tirar del carro. Cuatro minutos después de encajar el primer tanto, Aguilar sacó pecho en la zona ancha para dar un pase de gol a Marco Navas. El de Los Palacios estrenaba su nuevo peinado resolviendo perfectamente el mano a mano con el meta del conjunto ilicitano. Diez minutos de juego de ataque para que el encuentro volviera a empezar.
A los azulinos se les veía bien metidos en el encuentro, quizás, sufriendo en un centro del campo en el que el Elche acumulaba a muchos efectivos. Precisamente por ese ímpetu y afán ofensivo de Vidal, comenzaron los locales a perder la batalla. El gallego colocó a su defensa prácticamente en la línea divisoria y tanto Navas como Calvo disfrutaron de amplios espacios de campo para dar rienda suelta a su velocidad.
El sevillano inició una serie de llegadas sin éxito de los azulinos. Moralmente el nivel del Deportivo había subido muchos enteros tras la rápida reacción al gol inicial. Si a esa fuerza se le unían los vacíos y los huecos que encontraban en un Elche que pretendía resolver demasiado pronto, el resultado no era otro que un goteo incesante de llegadas del Xerez. Pedro Ríos y Carlos Calvo avisaron antes de que Abel Aguilar lograra remontar el partido. El colombiano firmó su mejor tanto con la camiseta del Deportivo a costa de más de un corazón azulino, pues su jugada se desarrolló a cámara lenta: justo en la frontal del área y con espacios, Aguilar no se decidía a disparar. El premio para los impacientes fue una sorprendente vaselina con la que logró superar a Willy -tuvo algo de suerte, pues su lanzamiento pegó en el portero y en el palo antes de cruzar la línea de gol-. El xerecismo no alcanzaba a creerlo.
Yordi terminó de clavar la espada, gracias un penalti provocado por Carlos Calvo. El isleño nunca falla desde los nueve metros y puso la primera piedra para que ese vestuario cargado de problemas fuera una piña en uno de los córners del Martínez Valero.
Porato también quiso tener su parte de protagonismo y durante el descuento dejó dos destellos que pudieron ser decisivos para mantener esa psicológica ventaja en el marcador. Un mano a mano resuelto con la pierna y una manopla en un saque de esquina sirvieron para no estropear la situación de privilegio con la que se quería llegar al descanso.
Tres lesionados
Para entonces, el preparador local poco podía hacer. Las lesiones le habían atado de pies y manos, pues en el minuto 43 ya se había visto obligado a realizar los tres cambios por otras tantas lesiones. La reacción sólo podía llegar con un incremento de intensidad, y eso fue lo que se vio en el comienzo de la segunda mitad. El juego de ataque de los primeros minutos se vio relegado por una pelea subterránea en la que, además, ganaron los azulinos. Es cierto que el Elche, a base de casta, generó alguna ocasión de peligro, pero ninguna tan clara como la que disfrutó Pedro Ríos en el minuto diez de la segunda parte. El jerezano no vio como Navas entraba en el segundo palo. Los enormes espacios dejados por la defensa ilicitana permitieron que la ocasión se repitiera, ahora por la banda izquierda. Navas hacía de carrilero y daba el pase de la muerte a un Abel Aguilar que había acompañado la jugada. El colombiano ponía de esta manera la guinda a su actuación en el Martínez Valero y provocaba el abandono, en masa, de una afición que ya no quería ver más cómo sufrían lo suyos. Con veinte minutos por delante el encuentro estaba totalmente resuelto, e incluso hubo posibilidades de aumentar la ventaja. Pero la comprensible relajación no sólo impidió que la goleada fuera mayor, si no que además permitió otro tanto de los ilicitanos, que maquillaban de alguna manera un escandaloso resultado. Chino Luna, que había saltado desde el banquillo, aprovechaba un balón suelto dentro del área para fusilar a Porato.
Maquillaje
Ni al meta francés, ni a ninguno de sus compañeros le importó lo más mínimo, pues ya no restaba tiempo para más. Los azulinos se llevaban los tres puntos del Martínez Valero, que había vivido su mejor entrada de la temporada.
La reacción se ha producido, y ahora el Xerez tiene prácticamente al alcance de su mano salir de los puestos de descenso si la próxima jornada logra vencer al Hércules en Chapín, ya que debe demostrar que lo de Elche no ha sido un espejismo. Es cierto, que sólo ha subido una posición en la tabla de clasificación, pero el paso será aún más importante si, por primera vez en la presente temporada, logra encadenar dos triunfos.
sgalvan@lavozdigital.es