Editorial

La batalla de Cádiz

Cádiz es una provincia estratégica para el PSOE y el PP cara a las próximas elecciones generales y también para las autonómicas andaluzas. Y lo es porque el reparto del último de los nueve escaños para el Congreso de los Diputados se decidió en los últimos comicios por una diferencia de votos muy pequeña en base a la d'Hondt. Esto significa que la balanza se puede inclinar a favor de uno u otro partido con relativa facilidad y que, por lo tanto, hay mucho en juego. En 2000, el PSOE logró cuatro escaños; el PP, cuatro, e IU, uno. En 2004, los socialistas lograron seis diputados; los populares, tres, y la coalición izquierdista perdió su representante. El resultado del próximo 9 de marzo es muy incierto si se tiene en cuenta, además, la extraordinaria participación de las pasadas generales tras el atentado del 11-M.

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Los dos grandes partidos son conscientes de esta situación y han cuidado mucho la selección de sus cabezas de cartel. El PSOE ha optado por Alfredo Rubalcaba para ocupar el lugar del desaparecido Alfonso Perales. Esta decisión demuestra, en primer lugar, la importancia que para el PSOE tiene la plaza de Cádiz y también la ausencia de un líder provincial capaz de reemplazar el liderazgo de Perales. La opción de un paracaidista como Rubalcaba siempre es un riesgo y su eficacia sólo se sabrá en la noche electoral. El PP, por su parte, apuesta por lo que entiende como un valor seguro: Teófila Martínez. Y ello a costa de decir no a las aspiraciones del ex ministro Arias Cañete, que manifestó públicamente su intención de encabezar la lista por Cádiz.

Así, la batalla por Cádiz tendrá en Rubalcaba y Martínez a dos contendientes experimentados y curtidos en campañas. Y a escuderos de lujo. De hecho, los presidentes Zapatero y Chaves han respaldado a Rubalcaba en Cádiz y el líder del PP, Mariano Rajoy, ha anunciado que iniciará su campaña junto a la alcaldesa de Cádiz.

A nivel autonómico hay menos glamour político, pero se vaticina una interesante confrontación entre el socialista Luis Pizarro y el popular Antonio Sanz. El punto de partida son los ocho parlamentarios del PSOE frente a los cinco del PP.

Pero este juego político de campaña en el que estarán en juego los gobiernos de España y Andalucía no puede eclipsar por completo el reto de Cádiz en esta cita electoral. La provincia se encuentra en un momento socioeconómico crucial y en la próxima legislatura deberá sentar las bases de su despegue para salir del vagón de cola del empleo y consolidar un crecimiento económico lastrado por décadas de subsidio y, sobre todo, por los 110.000 desempleados. Por ello, es preciso exigir a los candidatos que expliquen qué modelo quieren para Cádiz y cómo lo van a conseguir. Caer en el error de la dialéctica política como único argumento será hurtar a la ciudadanía el derecho a elegir y a participar en el diseño de su propio futuro.