
El PSOE afronta la precampaña electoral con el PP en los talones
Los socialistas esperan que la crisis abierta por la exclusión de Ruiz-Gallardón de las listas neutralice el repunte logrado por los populares en los últimos meses
Actualizado: Guardar«Los tenemos muy cerca». Los dirigentes socialistas encaran el inicio de la precampaña electoral, a poco más de mes y medio de los comicios generales, con la sensación de que el Partido Popular les pisa los talones.
Los más próximos colaboradores de José Luis Rodríguez Zapatero analizan estos días con inquietud las encuestas, tanto las publicadas en diversos medios como las encargadas por el secretario de Organización del partido. Todas ellas arrojan resultados similares poco halagüeños para el partido en el Gobierno: el Partido Socialista mantiene una ligera ventaja en expectativa de votos, pero tiene serias dificultades para distanciarse del principal partido de la oposición, que desde hace dos meses no ha dejado de subir, reconocen fuentes socialistas.
La situación no se considera alarmante. Buena parte de los socialistas creen positivo que sus electores perciban que el partido no está ganado. Es un elemento más de movilización.
Rodríguez Zapatero se resiste de momento a utilizarlo y apuesta por su fórmula preferida, la de transmitir optimismo, pero Manuel Chaves, que lleva sobre sus espaldas la campaña del partido en Andalucía y años de experiencia, ya ha echado mano de este recurso y, en el acto de presentación de candidatos advirtió de que el Partido Popular ha cometido muchos errores pero no es «una derecha débil». «No la despreciemos», reclamó el presidente de la Junta.
Sondeos navideños
El presidente del Gobierno siempre ha defendido que al votante socialista le cuesta mucho ponerse en «actitud electoral» y los muñidores de su campaña aseguran que es ahora, cuando ya han sido convocados los comicios, cuando de verdad se decidirá la batalla. «Los últimos sondeos tomaron la temperatura del electorado en plenas vacaciones navideñas y no parece un período político muy significativo», apuntan. Con todo, no ocultan que la fortaleza del primer partido de la oposición a estas alturas de la legislatura no entraba dentro sus planes.
El repunte del Partido Popular en las encuestas coincide con el momento en el que comenzó a centrar su ofensiva en la cuestión económica. Los asesores de Rodríguez Zapatero admiten que el Gobierno tiene un papel difícil en este terreno porque los datos macroeconómicos son buenos, pero la percepción del ciudadano es otra y de aquí a las elecciones los registros mensuales de paro e inflación pueden jugar en su contra.
Aún así, sostienen que la sensación de descalabro es hasta cuarenta puntos superior entre los votantes populares que entre los socialistas.
La ausencia
Ante este panorama, no es de extrañar que los socialistas recibieran la noticia de que Alberto Ruiz-Gallardón no estará en las listas del PP al Congreso como agua de mayo. No es que crean que su candidatura hubiera aportado algo a la de Mariano Rajoy, es que su ausencia ha hecho aflorar y ha puesto en primera línea la guerra despiadada entre el alcalde de Madrid y la presidenta de la comunidad, Esperanza Aguirre.
Mientras el PSOE cultiva la imagen de Rodríguez Zapatero como un líder incuestionable, capaz de consolidar la paz interna en su otrora convulso partido, el Partido Popular aparece inmerso en el debate sobre la sucesión de su actual presidente. «Esperemos que dure», dice un miembro de la ejecutiva mientras cruza los dedos.
Votantes fieles
Todos los esfuerzos de los socialistas, en cualquier caso, van dirigidos a movilizar a sus simpatizantes, en apariencia más numerosos pero en la práctica mucho menos «fieles» que los del Partido Popular.
La ofensiva de la Iglesia ha sido, en este sentido, muy beneficiosa para sus intereses. Ahora tratarán de jugar con la idea de que una victoria de Rajoy afectará a las libertades individuales y supondrá una involución para aquellos colectivos que han visto «ampliados» sus derechos en esta legislatura a través del matrimonio homosexual o la ley de igualdad.
Los responsables del PSOE están, en suma, preocupados, pero creen que los vientos de la campaña electoral soplarán a su favor y que llegarán al próximo nueve de marzo con mayor ventaja sobre sus adversarios.