Opinion

Terrorismo empresarial

Se encuentra en la actualidad en nuestra ciudad una denuncia de «Terrorismo Empresarial» contra el Ayuntamiento jerezano en razón de concretas decisiones adoptadas por el mismo en relación con un grupo de trabajadores municipales, así aparece testimoniado en multitud de panfletos expuestos por todas partes para el conocimiento generalizado, gran pancarta expuesta en los balcones del inmueble de los sindicatos, situado en la Plaza del Arenal, sin obviar los muchos artículos y declaraciones que a nivel de responsables de la central CGT comarcal aparecen publicados o difundidos en los diferentes medios de comunicación. Como jerezano y afiliado de la referida organización, mi apoyo total e incondicional a la misma, si las imputaciones que esgrime son demostrables y pueden documentarse ante los tribunales, además de mi ánimo absoluto a los dirigentes denunciadores, como garantes de los legítimos derechos de aquellos trabajadores que representan.

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Una vez dicho lo anterior, resulta responsable admitir que el vejatorio y despreciable «Terrorismo Empresarial» también está presente en otras empresas y entidades ubicadas en la ciudad, con particular testimonio en el sector privado, firmas de indudable prestigio local, amplio reflejo publicitario y reconocimiento social en razón de la alta calidad de sus fabricados. No obstante, semejante lacra atentatoria de los derechos legítimos de muchos trabajadores, en demasiados casos permanecen en el anonimato, el miedo a represalias, principalmente la pérdida del puesto de trabajo, derecho desfigurado pese a su reconocimiento inalienable y jurídicamente constitucional, coharta voluntades y precinta bocas, posibilitándose con el silencio y la permisibidad situaciones de indudable irregularidad empresarial, en todos los casos denunciables, en muchos de estos perseguibles judicialmente, pues bordean descaradamente la legislación penal en lo económico y laboral.

Desde mi análisis personal interpreto como gravísimas irregularidades de la parte empresarial, atentatorias de derechos recogidos en el Estatuto de los Trabajadores las situaciones que siguen: Coartar la existencia de representación sindical en las empresas, nulo respeto al horario de la jornada laboral, ignorancia absoluta del calendario provincial de fiestas no laborables, deformación de los contratos de trabajo en cuanto a jornada laboral, ignorancia absoluta del calendario provincial de fiestas no laborables, deformación de los contratos de trabajo en cuanto a jornada semanal reflejada que testimonian alteración entre teoría y práctica, no exposición del Convenio Colectivo del sector para conocimiento general de los trabajadores, incumplimientos constantes de los contenidos del citado Convenio Colectivo en cuanto a vacaciones anuales, no progresión de categoría en razón de tiempo y conocimientos, horas extraordinarias que sobrepasan los límites establecidos en la legislación vigente, irrespeto a las contrataciones temporales, llegándose a la rescisión en razón de ocurrir tres ausencias por razones graves y justificadas como es la violencia de género. Todo ello sin olvidar, pagos «secretos» por horas extraordinarias y cargos de responsabilidad decididos unilateralmente en cuantía y selectividad entre los empleados por la parte empresarial, promocionándose con ello la ocultación de ingresos a todos los niveles, particularmente impuestos.

Quede empresa constancia que todas las situaciones reseñadas son mi personal patrimonio de vivencias alcanzadas a o largo de mis años de actividad laboral ya extinta. no obstante, estoy convencido que las irregularidades en el pretende no sólo existen, están mucho más presentes en las empresas; correspondiendo a las instancias públicas y el compromiso sindical investigar, conocer y perseguir todos aquellos comportamientos empresariales que dañen los derechos laborales y atenten la dignidad de los trabajadores.

José A. Márquez Pinzones. Jerez