Ten piedad de nosotros, Dani
Haciendo caso a las recomendaciones de un buen amigo que, a su vez, cumple con lo solicitado por Antonio Calderón, intentaré no hacer sangre mientras transcurra la temporada. Además me pueden echar en cara que tan sólo cuento las cosas malas de la plantilla, cuando yo soy una aficionada más, que lo único que pretende es ver ganar a su equipo. Es bonito mirar a veces al pasado cuando hemos tenido la suerte de disfrutar de momentos históricos. Es lógico aprovecharse de ello, si ello nos va a seguir proporcionando satisfacciones pero, claro, de la renta no se puede vivir toda la vida porque algún día la gasolina se acaba y el problema es que ya nadie nos querrá ofrecer dinero para llenar el depósito otra vez.
Actualizado: GuardarHay que generar ocasiones pero no basta con esto, puesto que hay que marcar. Sin goles, no hay puntos y sin puntos, no hay subidas en la tabla, ni mucho menos, ascensos. No se puede fallar lo imperdonable porque luego llega algún compañero, como por ejemplo Enrique, que no se atreve a pasarte el balón a pesar de que tu posición sea la mejor. Para que no me acusen de desestabilizadora, diré en su honor que admiro sus ganas de querer comerse el mundo, de darlo todo en el campo, de ser el más ambicioso y de buscar el ser querido por los aficionados. También es cierto que, al menos lo arregló en el último momento para que Gastón Casas lograra la victoria con su tanto pero, realmente nos va a dar a todos un infarto como lo siga dejando todo para el tiempo añadido. Así pues, invoco a todas las almas buenas del universo para que ayuden a Dani a acertar, para que no lamentemos el haber sido superiores sin haber sido capaces de materializar las oportunidades. Y como el míster lo ha dejado entrever, no te pitaré pero no sé si la grada tendrá el corazón a prueba de bombas. Ten piedad, hijo mío.