Los otros traicionados
Se habla mucho de Gallardón, al que han enmudecido momentáneamente aunque se sepa que tiene mucho que decir en la vida española, pero se habla menos de la otra víctima, el tal Paulino Cubero, autor de la premiada letra del himno nacional. Al primero le han impedido colocarse donde él quería, pero con el segundo no ha sido preciso hacer eso, ya que era un parado y no tenía ninguna colocación. El señor Rajoy, como jurado único, extingue o aplaza la posibilidad de un partido conservador y civilizado. Y el COE retira la letra del himno al constatar «una falta de consenso». No es cierto: todo el mundo estaba de acuerdo con que la letra del himno era una antología de tópicos. Dicho de una manera menos suave: una mamarrachada que sólo le gustó al jurado, que era bastante numeroso.
Actualizado: GuardarAsí como hay quien confunde la velocidad con el tocino, caso de don Alberto Ruiz-Gallardón, hay quien confunde escribir con redactar, caso de don Paulino Cubero, pero esos equívocos no hacen menos lamentable sus situaciones. Los dos han sido traicionados. Uno deseaba hacer avanzar a su partido y otro se conformaba con dejar la poesía lírica en el mismo sitio donde la encontró. Tendrán que esperar un momento más propicio, pero sus ambiciones eran legítimas. ¿Cómo reprocharle a alguien que se dedica a la política o a la poesía que tenga aspiraciones? Si acaso se les puede acusar de no saber medirlas.
Quizá Rajoy tema que alguien se le suba a las barbas grises, pero tendrá que echarlas a remojar. Rodearse de mediocres enérgicos no parece una buena estrategia. El hombre ha dicho, refiriéndose al defenestrado y a Esperanza Aguirre, que es una versión de la dulce Neus: «estoy harto de los dos». Muchos votantes del PP puede que estén hartos de los tres. No está bien que se excluya.