La actitud de calderón y de nano
Ese tío nos cuesta 150 millones de pesetas y nosotros no podemos permitirnos ese lujo ahora mismo». Con esa respuesta nos consolaba Pepe Mata a un servidor y a un buen amigo mío, que desde ahí arriba sufre con su Cádiz, en el aeropuerto de Las Palmas.
Actualizado: GuardarHablaba lógicamente de Nano, que pocas semanas antes había vuelto loco a Velázquez cuando el gallego jugaba en el Barcelona B y Velázquez en el Cádiz. Y de paso tenía locos a los aficionados amarillos que se morían porque un día jugase en el Cádiz.
La vida da muchas vueltas y hace dos veranos el extremo izquierda después de militar, sin éxito, en varios equipos punteros llegaba a la Tacita de Plata. Pese a su supuesta indolencia venía avalado por una calidad de sobra, que concentraba en una pierna izquierda de lujo. Para ilusionarse, sin duda.
La primera temporada la pasó sin pena ni gloria y en la segunda está en el ojo del huracán de los seguidores que están cansados de la falta de actitud del futbolista. Pero ha llegado un entrenador que tiene lo que hay que tener, que desea, no sólo profesionalmente sino también emocionalmente, lo mismo que los que se sientan en la grada. Y la mejor manera que tiene de hacerlo es protegiendo al pelotero. Y creánme, en mi modesta opinión, lo hace admirablemente. Siempre podremos discutir que Nano apenas ha jugado buenos partidos, que tiene poca sangre y que parece que no le echa a los partidos lo que hay que echarle. Pero, como bien dice Calderón, pitándole no se consigue nada. Es comprensible la expresión de decepción cuando falla un gol, pero de ahí a tener preparados los silbidos hay un abismo. Por eso es elogiable la actitud de Calderón que, como hacía Clemente, prefiere que la «leña» se la den a él antes que a sus pupilos.deportes@lavozdigital.es