Los vecinos del barrio de San Jaime alertan de la proliferación del tráfico de drogas en la zona
Advierten de que existen pisos dedicados a la venta de estupefacientes, aunque el comisario asegura que sólo se ha detectado consumo
Actualizado: GuardarLos vecinos la barriada de San Jaime, conocida popularmente como el Distrito 21, viven un auténtico «calvario», desde las 19.00 horas hasta pasadas las 2 de la madrugada, según denunció a este medio el presidente del barrio, Andrés Márquez. Y es que el creciente trapicheo de drogas inquieta a los vecinos de esta barriada portuense.
Durante los 90, esta zona estuvo fuertemente azotada por el tráfico de droga, pero «hace unos años todo se quedó prácticamente tranquilo», según Márquez. No obstante, los vecinos han vuelto a detectar «ciertos movimientos sospechosos». Los jóvenes se concentran en las plazas Acorazado Navarro y Francisco Dueña donde, según Márquez, el trapicheo de drogas es constante. Además, «el ruido de los coches es insoportable, ya que los jóvenes abren los maleteros para escuchar la música a todo volumen sin respetar las horas de descanso», comentan desde el colectivo vecinal.
Andrés Márquez asegura, incluso, que han descubierto que algunas de las viviendas del Distrito 21 se han convertido en «auténticos pisos francos» donde la venta de droga es constante.
El presidente de la asociación ha trasladado todas estas quejas al edil de Policía Local, Carlos Montero, aunque por el momento «seguimos con los mismos problemas», según las palabras de Márquez, que diariamente escucha las quejas de los vecinos.
Y es que los ciudadanos de esta zona entienden que se tienen que hacer fuertes esfuerzos para erradicar la droga en las barriadas de Los Milagros y José Antonio, pero del mismo modo, consideran fundamental que se actúe en la barriada de San Jaime, donde el problema, «aunque no sea tan grave como en otros barrios, también es muy preocupante».
Por su parte, el comisario de El Puerto, José Montes Fresnada, asegura que tras realizar varios controles en la zona y cachear e identificar a los jóvenes que frecuentan el barrio, «no se ha detectado venta de estupefacientes, aunque sí consumo de drogas». A pesar de ello, los vecinos quieren que aumenten los controles en la barriada para que las personas que acuden con intención de comprar, vender o consumir drogas se sientan vigilados y «dejen de acudir a la barriada a robarnos la tranquilidad», apostilla el presidente vecinal. Y es que los vecinos temen volver a pasar por los mismos problemas que sufrieron cuando la heroína en los años 90 «se apoderó de nuestras calles», por lo que exigen soluciones antes de que el problema sea peor.