El juez toma declaración a una vecina del hombre que apareció apuñalado en Sanlúcar

La investigación por la muerte de Manuel Gil Palacios, el vecino de Sanlúcar cuyo cuerpo apareció con más de sesentena heridas por arma blanca en la bañera de su domicilio de la calle Descalzas, sigue su curso. Así, el titular del Juzgado de Primera Instancia y de Instrucción número 4 de la ciudad costera que lleva el caso tomó ayer declaración a una de las vecinas que viven junto al domicilio del fallecido.

La esposa de Manuel Gil y única inculpada hasta el momento, Caridad M. C, declaró que encontró muerto a su marido tras ir a comprar pan y acudir a la llamada de una vecina. Y, aunque no ha trascendido ninguna versión oficial al respecto, este medio ha podido saber que es precisamente esa mujer la que prestó ayer declaración ante el juez.

Se da la circunstancia de que, días atrás, un vecino relató que esta vecina ha asegurado en el barrio que nunca la llamó, extremo que, de confirmarse, podría dar al traste con la coartada de la hasta el momento única inculpada en este caso, aunque fue puesta en libertad (con cargos) tras prestar declaración.

Hipótesis

Cabe recordar que el equipo policial que lleva la investigación no descarta ninguna hipótesis ya que, además de presunto homicidio, tambien se baraja el suicidio. Entre sus principales argumentos está el testimonio de un vecino que asegura que entró en la casa tras oír unos gritos y que vio a la mencionada mujer con manchas de sangre y unas tijeras y un cuchillo de cocina en las manos -ella ha afirmado que los extrajo del cuerpo de su marido al encontrárselo en la bañera-. La Policía considera, asimismo, que la imputada no ha sido capaz de ofrecer un relato coherente sobre lo que hizo la tarde del suceso.

Aún así, existe una segunda hipótesis que va cobrando más fuerza a medida que pasan las horas. Es la del suicidio. Y es que el escenario del suceso, con las numerosas heridas y cortes superficiales que presentaba el cuerpo, no es inédito en una muerte, ya que existe constancia de casos en los que las víctimas se suicidaron provocándose ellas mismas cortes hasta morir desangradas. Este periódico avanzó ayer algunos detalles de la autopsia en los que se aclaraba que tenía dos heridas profundas y numerosos cortes superficiales. En el domicilio de Manuel Gil no se encontraron signos de violencia.

El informe forense

La actividad fue de lo más frenética ayer por la mañana en el Juzgado de Primera Instancia y de Instrucción número 4 de Sanlúcar, con el objetivo, precisamente, de resolver las numerosas incógnitas que todavía envuelven este caso. Así, el juez titular, además de tomar declaración a la vecina anteriormente mencionada, también mantuvo un encuentro con el forense que examinó el cuerpo de Manuel Gil Palacios. Éste le presentó las conclusiones del examen realizado tras la muerte, a la espera de que lleguen los resultados definitivos de la autopsia que se le está practicando en el Instituto de Medicina Legal de Cádiz y que tardarán aún varios días en llegar. Este informe podría resultar determinante para el esclarecimiento del suceso y su autoría, junto a las pruebas de ADN encargadas de los restos de sangre en la bañera y del cuchillo y las tijeras que acabaron con la vida del sanluqueño.

Ese primer diagnóstico revela que el cuerpo no presentaba 68 puñaladas, como se dijo en un primer momento, sino dos, y que ninguna de ellas afectó a órganos vitales. El resto de heridas serían superficiales, básicamente cortes de menor envergadura y arañazos.

Fuentes próximas a la investigación señalaban ayer que el juez encargado del caso tiene previsto seguir tomando declaración a vecinos, familiares y allegados de la víctima en las próximas horas. La instrucción, por lo tanto, se presume larga y compleja. El juzgado sanluqueño lleva por ello dándole prioridad en los últimos días, por encima de otros casos. Y es que éste ha causado una enorme conmoción en toda la localidad.

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