Esperando al Sr. Vinograd
Avigdor Lieberman, líder del partido ultranacionalista Israel Beiteinu, fue muy considerado y cumplió su palabra: le había prometido al primer ministro Ehud Olmert que no dimitiría mientras estuviera en Israel el presidente Bush y esperó hasta ayer, en efecto, para abandonar la coalición. En lo inmediato, no hay una amenaza inminente para la estabilidad del gobierno, que pierde nueve escaños en el parlamento y conserva 67, seis más de la mitad. Pero el remedio sugerido ya, el de abrir la coalición a sionistas religiosos moderados (Torá Unificada, con seis asientos) y el Meretz, la izquierda pacifista clásica en sus horas más bajas con solo cinco diputados, es un consuelo poco firme.
Actualizado:Tras la muerte de Ariel Sharon, creador del partido más votado, Kadima, todo ha sido un arreglo sin sustancia política y el segundo, el laborista, medita también si su jefe, el ministro de Defensa y ex primer ministro general Barak no debería ayudar también a dinamitar la coalición y abrir el camino a elecciones anticipadas. Eso sería prácticamente seguro si el partido de los religiosos sefardíes, Shas, cumple su amenaza de retirar sus once diputados de la mayoría gubernamental en cuanto se acepte negociar sobre Jerusalén.
Pero tal cosa es parte del intento en curso de abordar ya, por indicaciones imperativas de Washington, todos los asuntos centrales del teóricamente rehabilitado proceso de paz. Con todo, tal vez no sea preciso seguir con tanta atención la actitud de los partidos, porque el conjunto podría estallar cuando sea divulgado, el día 30 de este mes, el esperado (aunque parece que dulcificado) Informe Vinograd sobre las responsabilidades oficiales en la desastrosa guerra de Israel contra el Hezbolá en Líbano el verano de 2006. La clase política está expectante, y eso incluye al Likud, la gran formación de la derecha laica nacionalista, hoy bajo el liderazgo de Benjamín Netanyahu, aunque no estaba en el gobierno entonces y, por tanto, parece más tranquila con lo que la investigación pueda deparar.
Sea como fuere, la exhortación explícita de Bush a todos los socios del gobierno para apoyar a Olmert y avanzar en el proceso de paz ha sido paladinamente ignorada.