La base más conservadora del Partido Republicano aúpa a Romney en Michigan
Con tres vencedores distintos en las batallas disputadas hasta ahora, la eliminatoria pasa a Carolina del Sur, que desde 1980 decide el ganador
Actualizado: Guardar«Duros trabajadores, buenos padres de familia que creen en las oportunidades, gente temerosa de Dios, profundos patriotas». En sus propias palabras, ésa es la gente a la que Mitt Romney se dirigió el martes por la noche en Detroit para agradecerles su primera gran victoria de las primarias republicanas. «Por eso siempre seremos la nación más poderosa de la tierra», les animó. Fueron los más conservadores del partido los que votaron por él, incluyendo la mitad de los evangélicos, de entre los que el predicador baptista Mike Huckabee esperaba cosechar apoyos. El resultado fue de 39% para Romney, 30% para McCain y 16% para Huckabee. Sin embargo, el 41% de los que se definían como muy conservadores se posicionaron junto al candidato mormón.
«Bueno, parece que yo gané Iowa, John McCain, New Hampshire, y Mitt Romney, Michigan», reflexionó el pastor. «Pero damas y caballeros, nosotros vamos a vencer en Carolina del Sur el sábado», prometió. Ésa es la próxima gran cita de los republicanos en esta eliminatoria de la que nadie resulta eliminado, sino que cuantas más batallas se libran más abierta está la nominación. Carolina del Sur no es una más. Desde 1980, todos los candidatos que se han llevado este estado han conquistado la representación del partido conservador.
Hasta ayer las encuestas colocaban a McCain como el favorito, pero no recogían el impulso que recibirá Romney por haber ganado holgadamente en Michigan. Sus asesores creen tener buenas cartas por haber conectado al fin con la base más conservadora de la formación de Reagan, y esperan que en Carolina del Sur se repita la apatía de los independientes, que ha dejado a McCain en la estacada.
Desmotivación
El senador más disidente del partido venció a Bush en Michigan hace ocho años con el voto de los independientes, que no le han retirado su apoyo. Sólo que entonces demócratas e independientes supusieron el 52% del voto, mientras que el martes sólo el 32%. El motivo por el que, según los analistas, decidieron quedarse en casa fue porque los demócratas no competían en estas primarias, y eso les desmotivó para salir a la calle en un gélido día de invierno. «Por un momento ahí fuera, en New Hampshire, pensé que la campaña se podía poner más fácil, pero ya veo que no», reconoció McCain. «Bueno, no importa, ya tengo callo en esto de pelear las cosas por lo difícil».
Romney cuenta con que los independientes tampoco tengan aliciente para salir a votar en Carolina del Sur, donde los demócratas no celebrarán sus primarias hasta una semana después, además de que el estado sureño es todavía más conservador que Michigan. «A ver», analizaba el ex portavoz de la Casa Blanca Ari Fleisher, con la radiografía de los votantes en la mano. «A John McCain le fue muy bien entre los que tienen una mala impresión de Bush, entre aquellos que no están de acuerdo con la guerra de Irak y los que quieren que el aborto sea legal», recitó. «Ésas son las cartas equivocadas para ganar la nominación del Partido Republicano, y en Carolina del Sur se lo van a poner peor la cosa».
Poder evangélico
En el primer estado sureño que votará en las primarias, Romney, tercero en las encuestas, también tendrá que competir con Huckabee, ex gobernador del vecino Arkansas. Al igual que para el 40% de los votantes de Michigan fue «muy importante» que Romney hubiera nacido y crecido en ese estado que dirigió su padre, para los sureños, Huckabee es un vecino. Y allí la base evangélica es mucho más poderosa y fiel que la del estado industrial del norte. Gracias a que todos cuentan ya con alguna victoria, ninguno de ellos se juega la vida en esta batalla, que, sin embargo, es la más definitoria que queda antes del Supermartes, donde más de 20 estados emitirán su voto a la vez.
Romney se cree con ventaja porque también ganó en Wyoming, una victoria sin mérito porque nadie hizo campaña salvo su hijo Josh, que tiene un rancho allí. «Esta lucha está muy abierta», reconoció compungido Fleisher, soldado de Bush. «Los republicanos están buscando quién les gusta más y no han decidido nada. Eso es altamente inusual en un partido que normalmente está muy bien organizado y siempre sabe a quién tiene en el círculo. Este año no tenemos ni idea».