DIMENSIONES. Un vecino muestra una mecha de petardos de gran tamaño en la barriada. / J. C. C.
Jerez

«Si tenemos que pagar que paguemos todos, y no culpen a un padre y su hijo»

Dos vecinos de Los Albarizones se encuentran en libertad con cargos por la explosión del petardo que dañó a Rocío Los inculpados, que califican el suceso de «accidente», no se explican por qué ha caído la responsabilidad sobre ellos

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Dos vecinos de Los Albarizones han sido inculpados como presuntos autores de la explosión del cohete que provocó importantes daños en el rostro a Rocío Vázquez Márquez, incluyendo la pérdida de su ojo izquierdo, la pasada Nochevieja.

Como ya adelantara este medio el pasado 10 de enero, se trata de un padre y un hijo, M. C. y F. J. C., de 54 y 27 años respectivamente, que han querido salir al paso de la tormenta que se les avecina, asegurando que «a nosotros nadie nos ha detenido». Como explicó ayer a LA VOZ el primero de ellos, «fuimos unas diez personas a tomar declaración y nada más. Allí había un montón de gente y nosotros daremos los nombres de todos para que se diga la verdad. Si tenemos que pagar que paguemos todos, y que no culpen sólo a un padre y su hijo».

Según fuentes de la investigación, sin embargo, estas dos personas se encuentran en libertad con cargos, a la espera de lo que decida el juez competente, que recibirá el atestado policial a lo largo de esta misma mañana. La autoridad judicial será la encargada de establecer el tipo de responsabilidad que pesa sobre ambos, que con toda probabilidad tendrán que volver a declarar, aunque en esta ocasión en el juzgado. A pesar de que los nombres que facilitó la familia Vázquez permitieron la identificación de alrededor de una decena de vecinos implicados en el suceso, en principio tan sólo se han emprendido diligencias contra dos, lo que hace sospechar que tal vez no sólo se limitaron a prender la llama, como cualquiera de los otros.

En el barrio existen opiniones para todos los gustos. Mientras que la mayoría se cierra en banda y asegura no saber nada del asunto, otros apuntan a que el padre y el hijo vendían la mercancía pirotécnica en uno de sus negocios, «y eso lo sabía toda la barriada». Ellos, por su parte, se defienden argumentando que piensan denunciar a todo aquel que difame su nombre. «Yo no sé por qué nos han señalado a nosotros de esa manera -confiesa M.C.- Será porque aquí hay gente buena pero también gente mala que tiene envidia. Esto ahora quedará en manos del juez, que tendrá que empezar a llamar a todos».

Un trágico accidente

En lo que respecta al trágico suceso en sí, los afectados insisten en que «fue un accidente», resaltando que «somos amigos y vecinos de la familia de toda la vida, y estaremos ahí para lo que haga falta». La persona entrevistada, de esta forma, no niega en ningún momento haber tomado parte en los hechos, pero insiste en la responsabilidad de un grupo importante de gente, que tiene que ser compartida en cualquier caso. Además, admite que él y su hijo adquirieron la mercancía en Lebrija, «como todos los demás», y no en los propios Albarizones, desmintiendo de forma tajante que los artefactos explosivos estuvieran manipulados con aguafuerte o con alguna otra sustancia. El caso es que este hecho está perjudicando seriamente a los dos inculpados, residentes en una pequeña barriada rural en la que todos se conocen y donde los comentarios son continuos. «Yo tengo dos negocios y claro que esto nos ha afectado, no podemos consentir que todo cargue sobre nosotros. Si yo soy responsable, los otros 30 que había allí también lo son».

A pesar de que lo que ocurrió a Rocío Vázquez conmocionó a todo el vecindario y marcó un antes y un después en la vida de Los Albarizones, los implicados aseguran que ha servido de escarmiento y certifican que nunca más va a volver a ocurrir nada parecido en sus calles ni a sus vecinos. «Ya no habrá más petardos, de eso estoy seguro. Yo desde luego voy a ser el primero que si escucho que alguien tira uno, lo denunciaré».

admontalvo@lavozdigital.es