La creación de empresas en la provincia acelera pero está lejos de resolver el paro
Actualizado: GuardarEs tan obvio que insulta: por cada empresa que se crea, se está generando un puesto de trabajo. Como mínimo. Luego vienen todos los beneficios que una empresa aporta a una sociedad a través de la actividad económica y que se aparecen en forma de servicios afines, consumo propio e inducido, más mano de obra, etcétera... Y así se construyen oficina a oficina las grandes economías.
Hasta aquí, la provincia de Cádiz podría contar con todos los requisitos, habida cuenta de que fue uno de los territorios con mayor dinamismo de España desde el comienzo del siglo. Si por dinamismo se entiende creación de empresas, el número de nuevos negocios puestos en marcha en suelo gaditano ascendió a 17.452 entre 2000 y 2007, dejando la cifra global a 1 de enero del año pasado en 63.338 y situándose por encima de las medias andaluza y nacional, en datos del Instituto Nacional de Estadística.
¿Poco, regular o mucho? Las tres cosas. Poco, puesto que el acelerón no ha servido para sacar a la provincia del furgón de cola del paro, cuya tasa aquí es la segunda más abultada de toda España. El ritmo empresarial es alto, pero nunca lo suficientemente elevado como para arrancar más que unas décimas a la insultante distancia que nos lleva el resto. Según cálculos de la Confederación de Empresarios de Cádiz, harían falta otras 20.000 empresas para enjugar todo el desempleo existente. La cifra supone un tercio de esas más de 60.000 que se han conseguido en milenios de historia.
Problemas en número
Es poco también porque lo que se denomina densidad empresarial (número de negocios entre habitantes) es de los más altos (cuanto más elevado, peor) del país. España tiene ahora mismo una empresa por cada 14,52 habitantes; Andalucía, una por cada 17,64; y Cádiz, una por cada 20,50. Sólo por comparar donde más puede doler, en Cataluña hay el doble de negocios con prácticamente el mismo número de personas activas (las que la estadística considera que son aptas para trabajar).
Del mismo modo, la situación es regular debido al dinamismo histórico que ha generado la industria en las dos bahías. Pero es regular porque el tejido productivo ya no es el que era y las grandes empresas no aportan tantos empleos a las cifras de afiliados, además de no dejar en la provincia los beneficios que generan. Sin embargo, esa misma base puede servir como suelo de seguridad ante situaciones especialmente complicadas como las que se avecinan, con la ralentización en el sector de la construcción.
De hecho, la Consejería de Empleo confía en que la industria compense el paro que se genere en el ladrillo. Con esta intención, por coger un ejemplo de sobra conocido, se aprobó el Plan de Competitividad para la Bahía de Cádiz, que vino con la intención de restañar las heridas de Delphi.
Hasta que el plan sea una realidad, la estadística supera a las esperanzas: una de cada tres nuevas sociedades mercantiles creada durante los últimos meses en la provincia está ligada al sector constructor. Después, y a mucha distancia (como una sexta parte del total) se sitúan los negocios de hostelería, según datos aportados por el Instituto de Estadística de la Junta de Andalucía.
A estos datos entre el blanco y el negro hay que sumar la evidencia de que Cádiz es la segunda provincia española con mayor número de funcionarios del Estado (sólo por detrás de Madrid). Es blanco por la estabilidad que supone; es negro porque el Estado genera riqueza a medias.
La parte positiva
Finalmente, como el lado más agradable de los números en creación de empresas se podría destacar que la provincia es la tercera de toda Andalucía con mejores datos en el arranque del año y que también se sitúa entre las primeras en constitución de trabajadores autónomos. También es la tercera en número global de negocios (aunque se acerca Granada), si bien Málaga y Sevilla cuentan casi con el doble. En lo que nadie nos gana es en comercio exterior, es decir, en lo que se vende a países extranjeros. Sólo falta que cunda el ejemplo.
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