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RECLUIDA. Ésta es la vivienda, situada en El Almendral, donde se ha trasladado eventualmente la esposa del fallecido. / MIGUEL GÓMEZ
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La autopsia al hombre de Sanlúcar revela dos puñaladas y decenas de heridas superficiales

La Policía llevó a la esposa, acompañada por su único hijo, de nuevo a la vivienda de la pareja para tratar de reconstruir unos hechos aún muy confusos

SILVIA TUBIO
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La investigación por la muerte de Manuel Gil Palacios, un vecino de Sanlúcar cuyo cuerpo apareció con decenas de heridas por arma blanca en la bañera de su casa, está pendiente de los resultados que arrojen una pruebas de ADN y del informe forense definitivo. La Fiscalía, el juez instructor y la propia Policía Nacional esperan encontrar en dichas pruebas algo de luz en un caso aún muy confuso.

En la mañana de ayer, agentes de la Comisaría de Sanlúcar llevaron a la esposa del fallecido, Caridad M. C., a su vivienda para reconstruir los hechos. La mujer de 50 años, que regresó a su piso en compañía de su hijo, es la única imputada que, por ahora, consta en las diligencias. Fue detenida el pasado sábado como presunta autora del homicidio, pero el lunes fue puesta en libertad con cargos por el juez instructor, quien no vio en los indicios aportados por la Policía suficiente material incriminatorio para ordenar el ingreso en prisión preventiva.

Esta decisión, sumada a la declaración de Caridad, la cual está cuajada de contradicciones pero en la que se asegura que fue el propio Manuel quien se autolesionó hasta acabar con su vida, y unida al primer dictamen forense que determinó el suicidio como causa, han enturbiado la resolución del caso.

Este periódico pudo confirmar, a través de fuentes de la investigación, que el cuerpo de Manuel Gil no presentaba 68 puñaladas sino dos, las cuales no afectaron ningún órgano vital. El resto de heridas que tenía el cadáver, también producidas por arma blanca, son superficiales (arañazos y cortes de menor envergadura). Este escenario no es inédito en una muerte, ya que se han registrado casos en los que las víctimas se suicidaron haciéndose cortes hasta desangrarse.

Sin violencia

Una de las circunstancias que guiaron al primer forense para que determinara que podría tratarse de un suicidio, fue el hecho de que la vivienda en el número 16 de la calle Descalzas no evidenciaba ningún signo de violencia. Lo habitual es que una persona que es atacada, trate de defenderse, provocando destrozos. En cambio, el cuerpo del finado fue encontrado en la bañera, desnudo y sin ningún resto a su alrededor que revelara algún tipo de pelea física.

En cambio, el que la puerta de entrada no hubiera sido forzada ni ningún elemento del hogar, hizo sospechar a la Policía de que el agresor debía pertenecer al entorno más cercano a la víctima.

La coartada del hijo

Uno de los primeros investigados fue el hijo del matrimonio, un joven Guardia Civil, soltero y cuyo nombre aún permanece en el buzón familiar. Pero esta persona tiene una coartada que lo descarta por completo. La tarde del miércoles (día del hallazgo del cuerpo) estaba de compras con su pareja en un centro comercial, cuyas cámaras de seguridad lo grabaron. Este material fue solicitado por la Policía, tan pronto oyó la declaración del joven para corroborar su testimonio.

El equipo policial que lleva la investigación es el más firme defensor de la hipótesis del homicidio y de la supuesta autoría de Caridad M. C. Un vecino, que entró en la casa al oir sus gritos, la vio con las tijeras y un cuchillo de cocina en sus manos y tenía restos de sangre de su marido. Para la Policía son pruebas sólidas para dirigir una incriminación contra Caridad, la cual no pudo mantener ante los agentes un relato coherente de lo que hizo momentos antes de encontrar el cadáver de su marido.

Del otro lado está la versión de la sospechosa, quien asegura que halló el cuerpo de su pareja, ya desangrado en el baño. Las heridas que presentaba en una mano, alegó que se las había producido al quitarle las tijeras y el cuchillo a Manuel Gil. Y que su suicidio fue fruto del estado depresivo del finado.

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