Una subvención surrealista
La madre de quien suscribe, que ya ha superado la setentena, preside un club de petanca en una localidad próxima. La buena mujer se las ve y se las desea para conseguir la subvención municipal, la cual, que yo sepa, nunca ha superado los 600 euros anuales. Y es que para conseguir esa cantidad debe justificar, mediante las correspondientes facturas, gastos de la entidad por un importe bastante superior. Eso además de la obligación de presentar una memoria de actividades y rellenar una serie de documentos cuya complejidad roza el surrealismo.
Actualizado:No queda más que indignarse, por tanto, cuando uno lee -ver edición del martes de LA VOZ- que la alcaldesa de Jerez pedirá cuentas por el dinero de la subvención que otorga cada año el Ayuntamiento al Xerez. Ver para creer. ¿Quiere eso decir que hasta ahora no se han exigido al club azulino esas cuentas? ¿Que no ha existido jamás un control mínimo del dinero PÚBLICO que se le ha ido dando y del destino que ha tenido el mismo? Que alguien lo explique, por favor, porque cuesta entenderlo.
No estamos hablando de los 600 euros que la antes mencionada tiene que sudar cada año para el club de petanca que preside. No. Hablamos de mucho más. Concretamente, de unos dos millones, que se dice pronto. Más de 332 millones de las antiguas pesetas que, además, salen de unas arcas, las municipales, que tienen más telarañas que euros y que se supone que el Gobierno local está intentando sanear mediante un plan de choque que está trayendo cola con sus primeras medidas.
Como bien decía Maugham, muchas veces «la gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer; busca excusas». Pues eso.