Legislación y ludopatía
Aunque parezca raro el titulo de esta carta, para mí tiene todo su sentido, soy ludópata, y ahora que en breve comenzará una campaña electoral en busca de votos para llegar a la presidencia tanto del Estado como de nuestra Andalucía, quiero aprovechar y hacer un llamamiento a todos nuestros políticos sobre algo que sucede a diario en nuestro país y que al parecer no tiene visos de que finalice en breve. Da la sensación de que en este país la ludopatía, en lugar de una enfermedad así reconocida por la O M S, se considera un vicio y no se le presta atención a los cientos de miles de personas que están afectadas por la misma, que llevan a la ruina a muchas familias, que arruinan en cierta medida su propia vida y que cuando quieren buscar una salida a su enfermedad se dan de bruces con puertas cerradas.
Actualizado:En su mayoría tienen que acudir a grupos de auto-ayuda, que con sus propios medios subsisten y apoyan a estos enfermos para recuperarse de su adicción al juego. Estos grupos que trabajan desde el más profundo de los anonimatos hacen una labor grandiosa para alejar a todos los que padecemos esa enfermedad.
Por eso me pregunto para cuándo existirá en España una legislación que ayude a estos enfermos a salir del pozo del juego, para cuándo se pondrán en marcha mecanismos que eviten en la medida de lo posible el bombardeo en prensa, radio y televisión de todos los juegos habidos y por haber. Y algo que me preocupa en demasía: para cuándo una legislación que controle y vigile el increíble aumento de todo tipos de juegos por la red, a los que hasta los menores pueden acceder teniendo a mano unos datos tan simples como el D N I de un mayor y los números de su tarjeta de crédito.
Es algo asombroso el número de familias que han recibido en sus cuentas cargos de miles de euros, de un casino on-line cuya sede se encuentra muy lejos de España, y más triste ha sido cuando se han dado cuenta de que el que ha producido ese gasto es un hijo con 13 o 14 años. ¿Por qué no se regula este tipo de organizaciones?, ¿es que hay intereses creados para no regularlas? ¿a quien benefician? Se podrían hacer miles de preguntas pero no se si todas tendrían una respuesta que satisficiera a los miles de afectados por la enfermedad.
Por eso le pido a los políticos que ahora inician su campaña que piensen un poco en todas esas personas que sufren ese problema y que incluyan en sus proyectos medidas para ayudar a proteger y a prevenir que la cifra actual de jugadores compulsivos siga aumentando de manera alarmante. Que nuestra juventud no se suba a un carro del que hace dos años yo me baje y acaben con sus vidas destrozadas por el juego.