Romney y McCain compiten hasta por el último coche de Michigan
En Iowa y New Hampshire la batalla era casa por casa. En Michigan, coche por coche. Allí Mitt Romney y John McCain se paseaban horas antes de la votación republicana por el salón del automóvil, intentando llevarse los últimos volantes a las urnas. «Saben que aquí los coches todavía importan», decía orgulloso el diario Detroit Free Press. Quién sabe, una foto con el modelo del año podía marcar la diferencia.
Actualizado:En la víspera, las encuestas demostraban una batalla feroz en la que nadie se atrevía a augurar el resultado. Y no sólo por el volantazo que dieran los votantes de New Hampshire en el último minuto, sino porque la diferencia era de un miserable 1%: 27% para McCain y 26% para Romney, según Reuters/Zogby.
El primero se llevó ese estado en las primarias de 2000, cuando George W. Bush acabara ganando la nominación del partido. El segundo es hijo predilecto de Michigan, donde se crió y su padre fue gobernador. «Llevo a mi tierra en mi ADN y a los coches en la sangre», entonó Romney en su cierre de campaña.
El empresario mormón promete devolver el lustro a la industria del automóvil y, con ello, resucitar el brillo de Michigan. Por contra, McCain advirtió en su último día de campaña de que «los trabajos que se han perdido no van a volver».
«Un pesimista»
Romney dice que eso es porque McCain es «un pesimista», alguien que ha estado demasiado tiempo en la capital. Cuatro mandatos como senador de Arizona, para ser exactos. «Yo he pasado mi vida en la industria privada. Si allí hablas tanto y haces tan poco como en Washington, te echan».