El fin de una época
Tenía catorce años y me apunté al grupo de teatro del instituto. El chico que nos dirigió entonces (hoy es el director de Teatro Estudio Jerez), Alberto Puyol, quiso crear desde cero una obra que finalmente se llamó Cerrado por defunción y que hacía una llamada de alerta desesperada contra el cierre de las tres salas de cine históricas de Jerez, en especial, del Cine Luz Lealas.
Actualizado:Ayer vi arder lo que queda de un recinto que ha albergado tan buenos momentos. A mí me pilló siendo una adolescente y sólo tuve tiempo de ir a ver pelis de dibujitos con mis primos, pero recuerdo perfectamente las butacas gastadas y medio desfondadas, el mareante olor a moquetas viejas y esa pantalla enorme que cruzaba toda la sala de izquierda a derecha. Antes de entrar, había que pasar obligatoriamente por el quiosco de las chuches a comprar gusanitos (lo de las palomitas llegó con los multicines) y pedíamos insistentemente a nuestros padres ponernos delante, sin ser conscientes de que las últimas filas eran las mejores.
El fuego terminó ayer de cerrar una época en la que sólo había una película en cada cine y no quince. Llevan más de diez años cerrados pero los edificios del Cine Jerezano, el Delicias y el Luz Lealas siguen en pie y conservan incluso sus luminosos, aunque dejaran de encenderse hace tanto tiempo. Todavía hoy se ve donde se ponía la cartelera, donde estaba la taquilla y donde la gente hacía cola los domingos. El Luz Lealas será derribado y seguramente en su lugar construirán un feo edificio de viviendas que, como mucho, llevará el nombre del cine. Ya no funcionaba pero seguía ahí, presente e inalterable, recordando a todos otras épocas de lámparas de araña y moquetas raídas.