Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
EL COMENTARIO

Ir de bares con Solbes

El Gobierno socialista cargó contra las críticas episcopales con un doble objetivo: consolidar los votos jóvenes que necesita por la izquierda e interponer una cortina de humo entre la situación económica y la opinión pública. A continuación, como ya es costumbre, desde La Moncloa se procede a rebajar el tono: en el caso de las críticas a la jerarquía católica, entre el exabrupto de José Blanco y la posición más matizada de la vicepresidenta Fernández de la Vega, ya se distingue una vía contemporizadora.

VALENTÍ PUIG
Actualizado:

En cuanto a la situación económica, aparece Solbes en el Congreso de Diputados, ve saludable una «gradual desaceleración» y desaconseja medidas de choque contra un repunte inflaccionista temporal. Está claro que andamos en campaña electoral y que el PSOE se ha propuesto no pisarle los pies a ningún sector significativo del electorado. Nadie sabe exactamente donde está el centro pero hay que mimarlo por si acaso, incluso por parte de Zapatero.

No pocos se preguntan si Zapatero es un izquierdista instintivo que ahora tiene que moderar sus objetivos o si es un más bien un instintivo del poder que ha sido izquierdista porque eso le convenía en una primera fase, consideradas sus alianzas y gestos de tanto calado como la retirada de Irak habiendo ganado las elecciones después del 11-M. En ambas opciones, de lo que se trata es de dificultar al máximo una aproximación del PP a cuotas que hagan posible su regreso al poder, aún a costa de romper los consensos que los dos grandes partidos mantenían desde 1978.

De hecho, los socialistas han rectificado en cuestiones tan sustanciales como la negociación con ETA al tiempo que tantean pactos alternativos que les descarguen del lastre que representa Esquerra Republicana. No es de menor significado la forma en que el Senado ha reducido los contenidos de la Ley de Memoria Histórica. En estos momentos, la penúltima rectificación es la económica. En primer lugar, olvidarse de un desorbitado cúmulo de promesas sociales y en segundo lugar atender a las solicitaciones de la economía real que es lo que le dicen los empresarios y Pedro Solbes. Lo que no sabemos es si tantas rectificaciones van a confundir aún más al electorado o si van a entregarle a Zapatero un buen trozo de la tarta del centro. Ahora mismo, PP y PSOE compiten por adelantar iniciativas de orden económico, hasta el punto de que no les va a quedar nada por anunciar cuando comience formalmente la campaña electoral para el voto de marzo.

Visto desde el momento actual, el escrutinio de las elecciones generales anuncia una suerte de empate, aunque lo cierto es que las encuestas llevan incidiendo en la inexactitud en demasiadas ocasiones. Por lo pronto, Solbes ha dicho que basta con ir a los bares y centros comerciales para constatar que no hay crisis. Habla de ajuste en el sector inmobiliario y de correciones tendentes a un mayor grado de equilibrio macroeconómico. Acierte o no, para el PSOE lo importante es que esa sea la percepción y para el PP lo que cuenta es que el electorado vea un deterioro económico y recuerde la gestión económica tan eficaz de los gobiernos del PP. Como casi siempre en política, todo es cuestión de percepciones. Lo más previsible no siempre es lo más deseable: en este caso, una campaña electoral a cara de perro.