Asesores de imagen
En general tienen mucha cara, pero también mucho mérito. ¿Con conseguir que un estrábico sea alabado por su dulce mirar o que un calvo se desmelene pronunciando un discurso? Las apariencias sólo engañan a quienes se llaman a engaño y responden a su propia llamada. Lo importante para cualquier líder es que cuide su línea interior, pero también es recomendable que vigile su peso, aunque no coincida con el específico. Los creadores de imagen saben que en los debates de televisión a los futuros votantes les influye más la corbata que la ideología. Un señor como Kieerkegard, que era jorobado, tendría muy poco que hacer frente a un tipo como Gary Grant. ¿Cómo se arregla eso? Parece que no es suficiente afeitarse por la mañana por la mañana y por la tarde, como hacía Nixon, o vestirse de colores claros o besar en suburbios a los niños que exhiban mayor cantidad de mocos. Tampoco se alcanzan los objetivos propuestos, aunque algo sí que influye, con acudir a los asilos y, venciendo la natural repugnancia, abrazar a los ancianos, que por otra parte no desean que los abrace ningún desconocido.
Actualizado: GuardarTodas estas prácticas son útiles, como también lo es frecuentar los transportes públicos y pararse en todos los puestos de un mercado, sin necesidad de comprar nada. Sólo para saludar con idéntica cordialidad a los pescaderos rivales. Tengo entendido que el señor Rajoy está siendo aconsejado en esas prácticas y lo único que falta es que le convenzan para que sustituya las gafas por unas lentillas azules, pero el líder de los llamados populares es un señor inteligente y sereno y, aunque crea en las apariencias, cree más en las promesas. Donde se ponga una buena promesa que se quite un buen corte de traje y lo que ha hecho el muy seductor es ofrecer a las trabajadoras una rebaja fiscal de 1.000 euros. Desde el cielo en el que no creía, Simone de Beauvoir sonríe.