El Atlético de Madrid termina pidiendo la hora ante un Valencia negado
Los rojiblancos acaban terceros tras defender con uñas, dientes y suerte el gol del 'Kun' Agüero tras un fallo garrafal del guardameta visitante, Hildebrand
Actualizado:El Atlético jugó con fuego ante el Valencia por culpa de su falta de ambición, por empeñarse en mantener su exigua renta en lugar de cerrar los partidos, pero logró un triunfo fundamental y agónico que le consolida en zona Champions y le permite acabar tercero la primera vuelta. Si impuso merced a un gol de Agüero, casi sin querer, tras cantada de Hildebrand, pero regaló por completo la segunda mitad a un adversario que desperdició media docena de ocasiones pintiparadas y dejó claro que a perro flaco todo son pulgas. Tras esta derrota, los chés se encuentran ya a nueve puntos del cuarto y a cinco del cuarto.
Koeman se las ingenió para alinear un once de lo más extraño, de esos coyunturales que pueden servir para coser un roto pero no para organizar un proyecto. Es cierto que sufrió al final la baja de Villa, pero ni aún así parece muy lógico situar a Joaquín como delantero centro e insistir en Arizmendi como lateral derecho. Aguirre, en cambio, apostó por lo clásico, con Cléber Santana en lugar de un Maniche a quien el mexicano abrió de par en par la puerta de salida hacia el Inter. Un golpe de autoridad del técnico que no comparten algunos directivos rojiblancos porque el portugués, pese a su problemas de indisciplina, era un titular indiscutible y, hoy por hoy, aporta mucho más que Santana.
Aunque los chés dispusieron de la primera ocasión y Baraja lanzó a las nubes uno de esos balones que antaño clavaba en la red, pronto el Atlético se adueñó de la situación. Lo hizo a su manera, sin pausa, con un ritmo frenético, casi a trompicones. Hildebrand estuvo soberbio al desviar al palo sendos disparos de Antonio López, en un golpe franco, y Agüero. El alemán, en cambio, falló como un juvenil en la jugada que propició el 1-0. Un mal centro de Perea, un balón que cae del cielo y que se le escapa para regocijo atlético. Casi sin querer, el Kun descerrajaba a los valencianos.
Cambios de Koeman
En la reanudación, Koeman acertó al apostar por Zigic y el onanista Banega y su equipo encerró a los colchoneros después de que Hildebrand salvase la sentencia de Forlán.
La sola presencia del gigante serbio trajo por la calle de amargura a la dubitativa zaga local. En una internada, lanzó al travesaño. En un cabezazo, remató al palo y reclamó penalti por una mano de Antonio López. En otra muestra de sus intenciones conservadoras, cuando su equipo más sufría Aguirre retiró a Forlán e introdujo al desorientado Reyes. Y, como es costumbre, el Atlético acabó colgado de su portería y pendiente del reloj. Esta vez, se salvó de milagro, porque este Valencia no está para nada.