Una entrevista de 10
Actualizado: Guardarn periodismo no se debe mezclar información con opinión, pero sí el resto de los géneros. En la televisión eso se puede hacer de dos formas: bien o mal. El programa que Canal Sur dedicó a la duquesa de Alba es un claro ejemplo de la primera opción. Como no hay nada perfecto, digamos que rozó el 10. No se pueden conjugar mejor la entrevista y el documental. Fue una simbiosis ideal. El interés humano, cualidad fundamental en este tipo de producciones, invadió la pantalla. El lugar elegido para el encuentro entre periodista y personaje cumplió una doble función, ya que, además de hacer de majestuoso e histórico decorado, el Palacio de las Dueñas sirvió como eje en el hilo argumental de la entrevista. Pero fue Cayetana Fitz-James Stuart la que contribuyó decisivamente al éxito del espacio. No hacía falta porque lo sabíamos, pero la charla reafirmó el señorío de la duquesa de Alba, una mujer molestada continuamente por la prensa rosa, pero que nunca ha tenido un mal gesto con los currinches que la asedian sin éxito. "Soy un bicho raro", reconoció Cayetana cuando se perfilaba su semblanza. Entre las preguntas y los datos históricos que a pie de pantalla jalonaban el programa, los responsables del mismo intercalaron opiniones de dos de sus hijos así como de personas de su entorno, que coincidieron en destacar el carácter independiente de la duquesa. Quedaron de manifiesto la inteligencia y el fino sentido del humor de una mujer que ha pasado por muchas vicisitudes, sobre todo las muertes de su madre cuando tenía siete años y de sus dos maridos. No equiparable a estas desgracias, por supuesto, es la desafortunada operación de cirugía estética que sufrió, más criticable cuando aparecieron las primeras imágenes retrospectivas de una mujer muy bella en su juventud y con mucho estilo en la madurez. Sabíamos que no iba a revelar grandes secretos, pero lanzó algunas frases jugosas. Confesó que de pequeña la llamaban Tanuca y, al principio de la entrevista, declaró: "Estoy bien, y de salud bastante bien, pero mis hijos, que son buena gente, sin querer me han dado algunos disgustos". Reconoció haber tenido tres grandes amores en su vida ("si me apuras, cuatro"), entre los que estaban sus dos maridos, pero no dio nombres. Era de esperar de una señora como ella.