Bush, cierra la boca
Expertos norteamericanos afirman que la influencia de Estados Unidos en Oriente Medio toca a su fin por la desastrosa política realizada por la administración Bush en Irak. Los resultados evidentes de la evolución de la situación en una zona estratégica del mundo, donde el control de los recursos energéticos ha justificado durante años la presencia militar norteamericana, son: caos en Irak a pesar de los progresos, protagonismo de Irán, complicaciones para Arabia Saudí y Egipto y fortalecimiento de agentes desestabilizadores como Al Qaeda, Hamas o Hezbollah.
Actualizado: GuardarEl presidente George W. Bush realiza un intento desesperado con su gira por Oriente Medio para no pasar a la historia como uno de los peores inquilinos de la Casa Blanca. En la base militar estadounidense en el liberado Kuwait, que ya ha advertido a Washington que no permitirá su utilización en caso de ataque contra Irán, Bush ha responsabilizado a Irán de instigar la violencia en Irak y a Siria de permitir el paso a terroristas suicidas y les ha exigido que corten este apoyo a los grupos que atacan a las fuerzas iraquíes y de la coalición internacional.
Estas palabras provocan inquietud en la zona y seguro que en los mercados del petróleo que se acomoda en los 100 dólares el precio del barril. Nadie espera en periodo electoral, y por falta de tropas, un ataque norteamericano contra Irán.
Hace falta más tiempo para que los ayatolas consigan la bomba atómica pero los israelíes tienen ya sus planes militares para evitar que lo consigan. En este ambiente, Bush pretende en su último año de mandato un acuerdo contrarreloj entre israelíes y palestinos. A buenas horas, mangas verdes, dice el refrán, cuando han pasado siete años y los neoconservadores han huido públicamente de las iniciativas del demócrata Clinton que a punto estuvo de conseguirlo. Una muestra más de la torpeza política de quien ha dirigido la mayor superpotencia del mundo es la nota mandándole callar que le tuvo que pasar su secretaria de Estado, Condolezza Rice, durante la cena el miércoles en casa del primer ministro de Israel, Ehud Olmert, porque Bush desbarraba en la política interna israelí. "Cierra la boca", decía la nota que leyó a los comensales el propio Bush. Pues eso.