Teo Cardalda y Germán Coppini, de Golpes Bajos. / LA VOZ
DOMINGO DE... MÚSICA

Perfiles de una etiqueta

El sello Nuevos Medios reedita cuatro títulos a modo de emblema de sus veinticinco años de vida

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En tiempos de crisis discográfica y de fusión multinacional, ver como una modesta y honesta compañía independiente asentada en Madrid cumple veinticinco años en la brecha es motivo más que suficiente para la celebración. Desde 1982, y con anagrama diseñado por el mismo Joan Miró, Mario Pacheco -también presidente de la Unión Fonográfica Independiente- ha liderado los destinos de Nuevos Medios, un sello convertido en vehículo de difusión de numerosos y valiosos artistas nacionales, siempre interesado en ocupar inexploradas parcelas del mercado hasta el punto de tutelar y liderar modelos como el nuevo flamenco o de actuar de distribuidor de comprometidos sellos foráneos como ECM o World Circuit.

Con este historial, su fondo de catálogo puede presumir de contar con algunos de los más relevantes trabajos del pop nacional de las últimas décadas, conectados por una rica pluralidad, independiente del enfoque estilístico de cada uno de ellos. Y los cuatro títulos relanzados ahora en cuidadas reediciones digipack, remasterizadas por Duncan Cowell, además de ostentar la categoría de clásicos, bien pueden simbolizar los perfiles de una etiqueta donde exigencia e identidad suelen ser criterios innegociables.

Así, A Santa Compaña (1984) de Golpes Bajos expresa la conexión de Nuevos Medios con el pop de aquella década, también ejemplificado por La Mode. La lírica voz del ex Siniestro Total, German Coppini, junto a Teo Cardalda (luego en los insípidos Cómplices), Pablo Novoa y Luis García dieron continuidad a su espléndido maxi homónimo (1983) mediante un primer álbum en cuyas canciones latía una renovadora lectura que saltaba con soltura y convicción del pop a la salsa, del soul al funk, sin olvidar un guiño al formato italianizante -versión de Come Prima- o a la tradicional estética galaica representada en su foto de portada.

El jazz también ha sido abordado desde el catálogo de Nuevos Medios y Vampyria (1974) puede ser valorado como uno de los discos más singulares del jazz español. La colaboración entre el maestro Tete Montoliu -tocando aquí, excepcionalmente, el piano eléctrico- y el joven pianista Jordi Sabatés deparó, en palabras de sus autores, «una insólita fusión de sangres, una de esas raras creaciones que parecen haberse realizado en trance y al dictado». Grabado sobre un exquisito guión firmado por el propio Sabatés, Vampyria fijó las claves de un diálogo con química y sin vaguedades.

La apuesta del sello por el flamenco cimentó su riqueza y transversalidad en discos como Blues de la Frontera (1988) de Pata Negra, recuperado también en esta tanda de reediciones. Los hermanos Raimundo y Rafael Amador materializaron su bagaje y potencial revalorizando la fusión y cruzando blues, reggae, rock, jazz, rumba y tango sobre un repertorio poroso e inspirado - aquí están Pasa la vida, Yo me quedo en Sevilla o Camarón pero también la versión de How High The Moon- que abrió puertas. Fue Ray Heredia (1963-1991) el nombre señalado para ampliar los límites de aquello que Pata Negra habían iniciado, aunque su muerte frustrara luego su continuidad. Quien no corre, vuela (1991) expuso con orgullo sus avances para hacer historia de la mano de su permeabilidad e intensidad, reforzado por su carácter de obra única.