«Manchado de sangre»
La última reunión de la Diputación Permanente del Congreso fue una síntesis de la legislatura en todos sus extremos, hasta en las broncas. La trifulca se organizó cuando el portavoz de Esquerra Republicana, Joan Tardá, sostuvo que el PP «no tiene ninguna credibilidad moral» para pedir la ilegalización de ANV y EHAK cuando tiene un presidente de honor, Manuel Fraga, «manchado de sangre» por su pasado franquista.
Actualizado: Guardar La respuesta desde los escaños populares fue instantánea. «Intolerable», «payaso», «que lo retire», gritaron desde los asientos de la oposición. Tardá, impertérrito, prosiguió: «mientras dure su raca-raca durará el mío; duele, pero lo van a oír». El portavoz del PP, Eduardo Zaplana, exigió la retirada de «las despreciables» palabras del diputado republicano.
El dirigente opositor subrayó que Fraga tuvo una contribuyó para la recuperación de la democracia y que, gracias a ello, el portavoz de Esquerra puede expresar «sus ideas totalitarias y fascistas» que «merecen el mayor de los desprecios». Tardá replicó para ratificarse en lo dicho y agregar que Zaplana podía decir «lo que quiera» porque no le importaba «lo más mínimo».
Aquí intervino la vicepresidenta del Congreso, la socialista Carmen Calvo, que presidía la reunión y exigió a uno y otro la retirada de sus palabras. El griterío en la sala iba en aumento. Zaplana insistió en que el parlamentario republicano retirara su «imputación criminal» al presidente de honor de su partido. Calvo volvió a conminar a ambos a que renunciasen a que sus palabras figuraran en el diario de sesiones.
Al final, la presidenta en funciones ordenó la supresión de los comentarios de Tardá referidos a Fraga. Reclamó a Zaplana a que retirase los que dirigió al diputado de Esquerra, pero el portavoz del PP se negó. Y quedaron recogidos para la historia en el diario de sesiones del Congreso.