Opinion

Abusos de poder

Entre lo ocurrido al eurodiputado Ignasi Guardans en el aeropuerto de El Prat y la multa que le plantaron a Mochano, me ha venido a la mente un pequeño -justo, pero irritante- suceso que sufrí hace unos veranos en Cádiz. El señor Guardans se topó con unos guardas que abusaban de su poder en los controles del aeropuerto. Al ver cómo los controladores exigían al personal que se quitaran los zapatos para pasar por el detector, Ignasi, perfectamente documentado, informó a los pasajeros que no estaban obligados a hacerlo. De hecho, él mismo no lo hizo cuando el guarda le espetó: «Ahora vas a ser tú el que se quita los zapatos, listo». Como intuirán, el lío estaba formado.

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Días más tarde, mi compañera Pepa se lamentaba de lo injusta -que no ilegal- que le parecía la multa con la que había sido sancionado su marido. Justo al término de la nueva autovía de Arcos, existe un tramo en el que se debe ir a 80 km/h. Exactamente por donde ellos viajaban a 120 km/h, pues salvo ese círculo de prohibición, todo lo demás -los dos carriles para una dirección, el buen asfalto o el ancho de los arcenes- hacía indicar que la autovía seguía. Pues allí había colocado un radar e iban poniendo multas como churros. Ni lo significativo de la fecha -24 de diciembre-, ablandó sus corazones.

Como decía, esto devolvió a mi mente aquel incidente en Cádiz, cuando salía del periódico y una compañera me pidió que la acompañara en moto. La brevedad del trayecto le restó importancia al hecho de que yo no llevara casco -ella sí-. Algo grave, no lo dudé, sobre todo cuando nos paró un control. No digo que no me mereciera la multa. Obviamente me la gané, tanto como los cuatro o cinco que pasaron antes que nosotros con las motos tocadas, haciendo caballitos y con el casco en la mano para no estropear sus crestas y piercings. La autoridad no siempre abusa de su poder, pues en mi caso el problema fue que no se atrevieron a parar a esos muchachos, pero a mí sí.