Urbaser apuesta por mejorar el servicio para seguir trabajando en la ciudad

La reunión mantenida ayer entre los representantes de los trabajadores y la dirección de la concesionaria de la limpieza viaria en la ciudad, Urbaser, dejó claro que la intención de la empresa es seguir trabajando en la ciudad a pesar de las exigencias municipales y de la tensa reunión mantenida el miércoles, que ayer mismo la alcaldesa no dudó en calificar de «diálogo de besugos».

A pesar de ello, según el presidente del comité, Juan Carlos Conesa, «la comunicación con el Ayuntamiento es buena, según la empresa, aunque quedan flecos por solucionar tras los requisitos exigidos por Alcaldía, que se están mirando para trasladar una postura definitiva la próxima semana». En cualquier caso, «nos han mostrado su voluntad de de mantener el servicio en la ciudad, para lo que están dispuestos a recoger las nuevas condiciones en el pliego», dado el crecimiento que ha experimentado la ciudad desde el año 1995.

Por su parte, la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, mantuvo ayer su postura intacta de que «hay que dar un giro a la limpieza en la ciudad, ya que este Gobierno cumple con la empresa» y el Ayuntamiento quiere que suceda también a la inversa, pues «esa estrategia tácita de no cumplimiento que existía se ha terminado. Ahora pagamos y también exigimos», remachó.

Las demandas, volvió a concretar, pasan por «barredoras de avenidas, un plan de prevención de riesgos laborales, la renovación de una flota de camiones ahora impresentable», etcétera.

En cuanto a la cantidad que se adeuda a la concesionaria, insistió en que «si se rescata la concesión, pagaremos sólamente la parte que está reconocida».

Lo que está claro, en cualquier caso, es que «este tren de la limpieza no lo vamos a perder», algo que puede pasar por el rescate de la concesión (se ha contactado ya con tres importantes empresas que realizan el servicio a nivel nacional) o por el mantenimiento de Urbaser siempre y cuando «veamos que las dinámicas han cambiado».

Por último, criticó el «juego no limpio» de la empresa, tras el anuncio del despido de 103 trabajadores, al que finalmente dio marcha atrás.