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José Bello Lasierra ha fallecido a los 103 años. /ARCHIVO
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Pepín Bello, el gran catalizador de la Generación del 27, muere a los 103 años

Amigo de Lorca, Buñuel y Dalí, era el último representante de este grupo cultural y fue el aglutinador del grupo de artistas que durante los primeros años 20 se reunió en la Residencia de Estudiantes

AGENCIAS |
MADRIDActualizado:

José Bello Lasierra, más conocido como Pepín Bello, el último superviviente de la Generación del 27 y gran catalizador de ese grupo cultural, ha fallecido la pasada noche en su domicilio de Madrid a la edad de 103 años, según han anunciado fuentes familiares. Bello desempeñó un papel crucial como aglutinador del grupo de artistas que durante los primeros años 20 se reunió en la Residencia de Estudiantes.

El centenario intelectual ha muerto mientras dormía, "como él quería". No tenía ninguna enfermedad y su única "pega" eran su avanzada edad, por lo que la muerte se ha producido "por agotamiento". Será enterrado mañana en el cementerio madrileño de La Almudena.

Amigo entre otros de Federico García Lorca -fue su compañero de habitación-, Luis Buñuel y Salvador Dalí, fue confidente de todos ellos y creador e inspirador de muchas de sus obras. Además, conoció a Madame Curie, Tagore, Einstein, Marañón o Chesterton. En la actualidad era presidente de honor de la Asociación de Amigos de la Residencia de Estudiantes.

El pasado mes de mayo presentó en la Residencia el libro Ola, Pepín -que toma como título el encabezamiento de las cartas que Dalí le enviaba-, y comentaba entonces que la Residencia "había cambiado mucho" desde que él llegase en 1921 a la sección universitaria para estudiar medicina (había ingresado ya en 1915 en la sección infantil). "Encontré un ambiente insospechado", manifestó al referirse al cúmulo de elementos que rodearon su estancia en la Institución: "elegancia, gusto por el arte y amistad".

Marcado por la guerra

La vida de Bello adoptó un camino diferente a partir de 1927, al abandonar sus estudios de medicina y al comenzar a colaborar con la Sociedad de Vías y Riesgos. La guerra fue una experiencia amarga que le marcó en gran medida, ya que perdió a su hermano y muchos amigos, compañeros vanguardistas que tuvieron que irse fuera de España. Sin embargo, también se reencontró con muchos otros que vivieron junto a él un exilio interior.

A pesar de la inexistencia de legado artístico alguno, a este último representante de la Edad de Plata se le atribuyen las representaciones oníricas denominadas "putrefactos" o "carnuzos", utilizados por Dalí y Buñuel, así como la creación de los anaglifos -superposición de dos imágenes que producen una impresión de relieve-.

El último testigo de la Generación del 27 dejó escritas sus memorias en el libro Conversaciones con José Pepín Bello, fruto de cuarenta horas de entrevista con los periodistas y poetas David Castillo y Marc Sardá. El libro es un recorrido por la España del siglo XX, que comienza con Valle Inclán, Baroja, Ortega y Gasset y Unamuno, continúa con Lorca o Buñuel y finaliza con Juan Benet, que fue su último gran interlocutor.

Hijo del ingeniero Severino Bello Poëysuan, se relacionó desde su infancia con personajes de la talla de Joaquín Costa, Ramón y Cajal y Francisco Giner de los Ríos, de quien su padre era muy amigo. Recibió numerosos galardones, entre ellos la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en 2001 y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes en 2004.