«Lo único que he logrado es ser un escritor de 'best sellers'»
El autor del superventas 'Los pilares de la tierra' visitó ayer la catedral de Vitoria para presentar 'Un mundo sin fin'
Actualizado:Es lo más parecido a una estrella de Hollywood dentro del mundo editorial. Rey del best seller y mago de la promoción y del marketing, la comparecencia de Ken Follett en la catedral de Santa María se vivió ayer en Vitoria como si del estreno del último filme del tándem Jolie-Pitt o del fichaje del enésimo galáctico del Real Madrid se tratara. Casi un centenar de periodistas acreditados -de más de cincuenta medios-, personal de la editorial, representantes institucionales -como la diputada alavesa de Cultura, Lorena López de Lacalle, o la concejala de Promoción Económica en el Ayuntamiento de Vitoria, Isabel Martínez- así como los responsables del proyecto de restauración del templo siguieron en directo la presentación en castellano de Mundo sin fin.
-De pequeño, fantaseaba con ser James Bond. Más tarde, en su etapa como periodista, soñaba con llegar a ser editor de The Times. ¿Siempre apuntó tan alto?
-Sí. Siempre quise ser el mejor en algo y siempre me preguntaba: «¿cómo puede ser que alguien llegue a ser mejor que yo en algo?».
-Ni llegó a ser agente secreto, ni se convirtió en Robert Thomson, pero no le ha ido mal. Lleva cien millones de ejemplares vendidos y sus libros se sitúan, de un modo casi automático, en las listas de best sellers de todo el mundo. ¿Consigue usted todo lo que se propone?
-En absoluto, ni mucho menos... Ser un escritor best seller es lo único que he logrado. Fui un periodista mediocre, me hubiera gustado ser un gran editor, y tampoco lo conseguí. El éxito me ha llegado como escritor. no lo alcancé en ningún otro campo.
-Pero da la impresión de ser un hombre muy satisfecho de sí mismo.
-No hay ninguna duda de que estoy encantado de cómo me han ido las cosas. La mayoría de los autores sólo logran un best seller. Sin embargo, yo quería repetir el éxito que conseguí con El ojo de la aguja. Y he sido capaz de hacerlo.
-Militante laborista desde los años 70, ¿le tienta el poder?
-Si le soy sincero, no podría trabajar en política. Como usted sabe, mi mujer es parlamentaria laborista y conozco de cerca su labor. Yo sería incapaz de hacer depender mi trabajo del consenso y de los acuerdos con terceros.
-¿Se considera un champagne socialist, como llaman en Gran Bretaña a los izquierdistas de gustos burgueses?
-Siempre he abrazado el título de champagne socialist. Se supone que es un insulto, pero yo nunca lo he considerado así.
-De hecho, el champán -ya sea Bollinger, Dom Pérignon o Salon- es una constante en la vida de Ken Follett.
-Así es. Es cierto.
-¿Es cierto, o forma parte de la leyenda, que se inspiró en Tony Blair a la hora de retratar al malo de su libro?
-Cuando retraté el personaje del prior Goldwin pensé en Tony Blair y en otros muchos políticos de esta índole. Sin embargo, jamás me inspiro en personas reales a la hora de crear mis personajes, ya que ello condicionaría en cierta manera el desarrollo de mis novelas.
-Su libro de mayor éxito hasta el momento ha sido Los pilares de la Tierra. Quince años después de su publicación, se aventura a escribir la segunda parte -Mundo sin fin-, que acaba de salir a la venta en España. ¿Por qué ha esperado tanto tiempo?
-En primer lugar, no quería escribir una novela que pudiera interpretarse como un medio de explotar el éxito cosechado con Los pilares de la Tierra y que desalentara a mis lectores. Tampoco podía narrar otra historia con los mismos personajes -al final de Los pilares o ya eran mayores o habían fallecido- ni sobre la construcción de una catedral, porque sería el mismo libro. Tenía que descubrir algo diferente, con la entidad propia suficiente para sostener la trama de una segunda parte. De lo contrario, hubiera sido un riesgo.
-«Ojalá hubiera conocido el proyecto de restauración de la catedral de Santa María a la hora de escribir Los pilares de la Tierra», aseguró en su primera visita a Vitoria. De no haberlo hecho en 2002, ¿existiría Mundo sin fin?
-Evidentemente, Mundo sin fin sería hoy diferente si no hubiera tenido la inspiración de la catedral de Santa María de Vitoria.
-¿Qué fue lo que más le impresionó de este proyecto de restauración abierta y lo que le empujó a escribir la secuela de Los pilares?
-Lo que más me impactó fue la posibilidad de ver las excavaciones llevadas a cabo bajo la cota cero. Aquello me permitió comprender lo que había ocurrido con la catedral de Santa María, el porqué de su deterioro. A partir de ahí, sólo tenía que trasladar esos problemas estructurales al templo de Kingsbridge. Y eso fue lo que hice. Por eso digo que si no hubiera este templo, Mundo sin fin sería diferente.
-Segundas partes nunca fueron buenas, dice el refranero. Convenza a los incrédulos de que Mundo sin fin es la excepción que confirma la regla.
-He recibido muchos correos electrónicos de mis lectores diciéndome que Mundo sin fin es tan bueno como Los pilares. Eso me ha aliviado.
Trama y personajes
-¿Cómo se fabrica un best seller?
-Mi enfoque es muy sencillo: tiene que ocurrir algo en una página que te haga pasarla para saber qué ocurre en la siguiente. Ése es mi secreto.
-Construye sus novelas a partir de tres o cuatro historias entrecruzadas, al servicio de un argumento general. ¿Es la trama lo principal en sus novelas o lo es la construcción de los personajes?
-En mi caso, lo fundamental es la trama, pero los personajes son también vitales.