Miedo o conciencia
Actualizado: Guardaro cabe duda, pues así lo han confesado sus patrocinadores, que el Rally Dakar se ha suspendido por seguridad, por sólidas y responsables razones de temor a un atentado mortal, que no sería el primero. Algo es algo, pero lo más razonable y digno hubiera sido que la suspensión procediera de razones más nobles: de la toma de conciencia de su insolente ostentación de riqueza ante la miseria, del daño ecológico a las débiles infraestructuras africanas, y para evitar la contaminación ambiental y de las pésimas secuelas, incluidas muchas víctimas mortales, que esa pasión por el motor produce tanto allí como en Europa. Pero algo es algo: que, al menos por atrición, por temor al castigo, si no aún por contrición, por las más nobles razones de amor a la vida humana y del planeta, se deje de cometer tan grave atropello. La nota peor la dan los recalcitrantes que, rabiosos al no poder sacar ya tajada de esa irracional carrera hacia el desastre, como algunos corredores, se rebelan contra su suspensión, que califican de mera y contraproducente cobardía.