Opinion

Bush, sobre el terreno

La rutina profesional indica que, por fin, el presidente Bush hace hoy a Israel y los territorios palestinos la visita que no ha tenido tiempo a hacer en siete (de los ocho) años en su cargo, pero todo indica que la gira es al Oriente Medio como un todo, no al escenario específico israelo-palestino.

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Los viejos observadores lo saben y, así, el The Washington Post explicó el lunes en un largo artículo que lo que importa es Irán. El sedicente proceso de paz entre Israel y la Autoridad Palestina está oficialmente lanzado desde la conferencia de Anápolis y al cuidado de la Secretaría de Estado. No servirá para nada, pero permite presentar formalmente a Bush como el mentor de la paz y viajar al área para recibir los plácemes correspondientes mientras él se ocupa de lo importante.

Se trata de consolidar la alianza con los viejos socios árabes de Oriente Próximo y el Golfo frente a Irán agitando el argumento del peligro en que estarían los árabes sunníes frente al auge del Irán chií. Washington ve con preocupación no sólo las ganancias estratégicas de Irán a cuenta de Iraq y su fuerte influencia en Líbano, vía Hezbolá, y en Palestina, vía Hamas. Por no hablar de su estrecha alianza con Siria.

Las cosas, sin embargo, no son así tan nítidas y de buenos y malos. Los factores sunníes clave, se quedaron de piedra cuando Washington estatuyó que Irán paró su programa atómico militar en 2004 y no lo ha reactivado. La iniciativa escondía, más allá de una estimación propia de funcionarios honrados, una intención: era un mensaje constructivo, balsámico hacia el mismo Irán.

En Israel, pero sobre todo entre los árabes zuñes, cunde la impresión de que con la opción militar fuera de la mesa -off the table y no como durante siete años on the table-, Washington ha hecho una apertura hacia Teherán que podría llevar a un acomodo con los ayatollahs. Tal vez por eso, y el hecho funde los dos objetivos de la gira presidencial, los israelíes han preparado un encuentro de Bush con el ministro de Defensa, Ehuda Barak, en el que éste defenderá que el informe de la Inteligencia americana está, sencillamente, equivocado.