La ex primera dama celebra su triunfo. /REUTERS
segunda batalla

Hillary Clinton gana contra todo pronóstico en New Hampshire con su cara más humana

La ex primera dama, ayudada por un cambio de imagen, es la sorpresa de la noche y el republicano John McCain se impone entre los republicanos con un discurso contra el fundamentalismo islámico

MANCHESTER Actualizado: Guardar
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Contra todo pronóstico, Hillary Clinton detuvo ayer en las primarias de New Hampshire la imparable ola de 'obamanía' que se había apoderado del país desde que el senador de color ganase los caucus de Iowa. La ajustada victoria de ayer, que con el 95% de los votos escrutados se reducía a dos puntos (39%-37%), devuelve a la ex primera dama el liderazgo en la competición, cuando horas antes todos los analistas la habían enterrado y los medios habían escrito su epitafio.

“Mañana nos vamos a levantar, subirnos las mangas y seguir adelante”, ordenó revitalizada, después de fundirse en un abrazo con su hija Chelsea y su esposo Bill, sus armas de mujer.

Los primeros sorprendidos anoche eran sus seguidores, que habían acudido a la Universidad de New Hampshire para apoyarla en lo que presagiaban como un trance difícil. En la sala no cabían los abrazos de emoción y los asistentes se llevaban continuamente las manos a la cabeza con gestos de incredulidad. Ni una sola de las encuestas vaticinó su victoria, y la mayoría le anticipaban un batacazo de hasta 13 puntos.

“Ha sido ese estúpido lloriqueo del café”, protestaba Janis Miller, de 18 años, que había ido con sus amigos al colegio de Nashua donde el senador de Illinois planeaba celebrar la victoria con un baño de masas. “Todas sabemos cómo funciona: si lloras consigues lo que quieres”.

Algo tenía que haber ocurrido en el último momento para que los votantes encuestados cambiasen de opinión. El 37% de los que votaron ayer dijeron a pie de urna haber decidido su voto en los últimos tres días, pero eran las mujeres las que le habían otorgado el espaldarazo, después de que la víspera les diera por fin la oportunidad de identificarse con ella.

Cansada y frustrada por el giro que habían dado las encuestas, la impenetrable candidata bajó la guardia y abrió el corazón a las damas de un café que tuvieron el detalle de preguntarle cómo estaba aguantando. Con la voz quebrada y las lágrimas asomándole a los ojos, Clinton les confesó las dificultades del camino. “Para mí esto no es político ni público, sino muy personal”, dijo ahogando un sollozo. Muchos se le echaron encima por esta debilidad, pero otros conectaron por primera vez con ese ser humano que pisa fuerte en el mundo de los hombres. “En las últimas semanas os he escuchado, y durante el proceso he encontrado mi propia voz”, les contó anoche.

Obama no se da por vencido

Quien tampoco se daba por vencido era Obama, que recompensó a sus seguidores con otro de sus motivadores discursos destinado a devolver el entusiasmo a los apáticos en los que aprovechó también para felicitar a su rival demócrata. Era posiblemente el mismo que tenía preparado para la victoria, y que, dada la superioridad de los Clinton en un estado que ya devolviese la vida a Bill en 1992, seguía vigente.

“Hace unas semanas no nos podíamos ni imaginar lo que ha ocurrido aquí esta noche”, les recordó la nueva estrella demócrata. “Habéis salido a votar por el cambio en un número record, y eso significa que algo especial está pasando en estas elecciones”.

“Lo que está pasando”, interpretó complacido el senador John Edwards, tercero en la contienda, “es que la batalla por la Casa Blanca está más abierta que nunca”. Y no sólo en el campo demócrata. Los republicanos resucitaron anoche a otro político enterrado en vida, el senador de Arizona John McCain (37%), que derrotó al potentado empresario mormóm Mitt Romney (32%) y al predicador baptista Mike Huckabee (11%).

En sus primeras declaraciones tras la victoria, McCain ha asegurado emocionado que es el hombre que "ha vuelto" para quedarse y llegar en noviembre a la Casa Blanca. Según ha afirmado, "será un gran privilegio para mí ser elegido presidente de EEUU", y ha subrayado -haciendo referencia a la lucha que libra EEUU contra el fundamentalismo islámico- que "éste es el problema que nos debe unir a todos los estadounidenses".

Las próximas citas, Michigan, Nevada y Carolina del Sur. “Esto que está ocurriendo es muy bueno para la democracia americana”, interpretaba Edwards. “Por primera vez en mucho tiempo esta contienda no se va a reducir a unos pocos estados. El 99% de los estadounidenses no ha votado, y se merece que lo escuchen”.