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El desalojo de dos inquilinos en la calle Cruces, 32 se realizará el próximo jueves

El juzgado ha emitido una orden de desahucio contra dos inquilinos que habitan en la vivienda de la calle Cruces, 32. Según han comunicado los magistrados, los arrendatarios deben dejar el inmueble el próximo jueves. En caso contrario, agentes de la Policía Local procederán a que esta orden se cumpla.

IVÁN BERNAL
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Sin embargo, los inquilinos de esta infravivienda no están dispuestos a que se realice el desalojo. Uno de los residentes de este inmueble, Yolanda Suárez, manifiesta que «la propietaria del edificio está empeñada en echarnos a todos para poder vender el terreno a una inmobiliaria». Por todo ello, han decidido «tomar medidas» en caso de que la Policía venga a desalojar a los dos inquilinos.

La concejal y portavoz de Izquierda Unida, Pepa Conde, considera «indignante el trato que se les está dando a estas personas».

«Primero, se les cae parte del muro exterior. La dueña no realiza las obras de emergencia que ella debe ejecutar, y además, intenta echar a los inquilinos para dar un pelotazo urbanístico», manifiesta Conde. Por todo ello, IU ha decidido sumarse a los «actos de resistencia» que realicen los vecinos.

Asimismo, el Grupo Municipal de IU ha acusado al equipo de Gobierno «de una pasividad absoluta», al no haber requerido a la dueña que realice las obras de emergencia en este inmueble.

En este sentido Suárez ha comunicado que «a pesar de tener el contrato en vigor, la dueña también nos ha mandado un telegrama para indicarnos que debemos abandonar el inmueble». Sin embargo, Suárez paga religiosamente todos los meses en el juzgado, ya que «la propietaria se niega a aceptar nuestro dinero».

De esta manera, hoy, martes, tendrá lugar el juicio de desahucio de una nueva pareja de inquilinos de la calle Cruces, 32. Según han expresado fuentes jurídicas, los arrendatarios no tienen ninguna posibilidad de permanecer en el inmueble al haber terminado su contrato de cinco años.

Por tanto, la vecina Carmen Lara y su hijo de cinco años también tendrán que abandonar el inmueble en breve plazo. En este sentido, Lara subraya que «no tenemos ningún sitio donde ir y no pueden dejarnos en la calle de esta manera». Los vecinos consideran que «desde que se cayó el muro exterior, nuestra vida se ha convertido en un auténtico infierno».