Editorial

Deslegitimar el terror

El homenaje tributado ayer por el Rey en la Pascua Militar a las víctimas del terrorismo, con mención especial para los dos agentes asesinados en Capbreton, y la posterior detención de dos presuntos miembros de la organización terrorista en Mondragón simbolizan los dos pilares básicos en que debe sustentarse la acción del Estado de Derecho para combatir a quienes diariamente tratan de subvertir la democracia. El recordatorio de los damnificados como el testimonio ineludible del destrozo personal y colectivo que provocan los atentados resulta más pertinente en tanto en cuanto se confirma a cada paso la determinación de la banda de proseguir con su criminal trayectoria, bien sea a través de sus amenazas, de la consumación de sus ataques o del despliegue de activistas armados como el abortado ayer por la Guardia Civil en la localidad guipuzcoana.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La certeza de que una vez frustrado el proceso de diálogo los terroristas sólo pretenden matar obliga no sólo a mantener engrasados al máximo los instrumentos de la lucha antiterrorista, sino a revisar y corregir cualquier falla que pueda mermar la eficacia de la respuesta democrática -como la adecuada actualización de las listas de etarras más buscados- y, especialmente, a incentivar el discurso deslegitimador de la violencia. Cualquier alusión simultánea en estos momentos, por aparentemente bienintencionada que resulte, al sufrimiento de las víctimas y a las circunstancias que rodean a sus verdugos únicamente puede constituir un insoportable agravio para las primeras. La amenaza acechante de ETA convierte cada día que pasa en más incomprensible y reprobable el alineamiento del conjunto del nacionalismo democrático en la crítica a algunas de las principales actuaciones desarrolladas contra quienes actúan en complicidad con los violentos. Pero, sobre todo, ante las que puedan llevarse a cabo a partir de ahora, al amparo de la ley, para reducir la impunidad con que las siglas abertzales proporcionan cobertura al terror.