ANÁLISIS

El negro por venir

El mundo sería muy aburrido si no nos apasionasen los síntomas. Goethe decía que había que tener mucha imaginación para abarcar tanta realidad. Las elecciones en Estados Unidos son el claro ejemplo. Con ellas han renacido los oráculos, palabra que viene del latín y significa anuncio divino. Tampoco es de extrañar, si atendemos a que el estadounidense es el único ciudadano que habla directamente con Dios. De ahí la trascendencia de los resultados en Iowa, cuando la consulta ni siquiera alcanza la categoría de una elección primaria y se trata de un simple caucus, algo parecido a que usted y yo consultásemos a la familia sobre su empatía hacia el abuelo. Lo del republicano Huckabee estaba cantado, no en vano se trata de un predicador y, puesto a decidir quién habla con el Altísimo, dada la influencia india del brujo de la tribu, parece que una figura así simplificaría los trámites y obtendría línea directa con el más allá. Bush lo logró tras convertirse en cristiano renacido.

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Así lo han debido entender los acreditados augures de Iowa. En cuanto a la candidatura de Obama, se trataba de un negro en un país de blancos rústicos, acostumbrados a sufrir, y de jóvenes cabreados. Así que votaron, con música de U2, por el cambio. En ese ambiente, el senador afroamericano sonó más sincero que Hillary Rhodam Clinton, acostumbrada a soplar su aguja de marear y sobre la que el pasado pesa como una losa, comprometida tanto con la guerra de Irak que en su día llegó a parecerle una buena idea. De Giuliani sabemos que no ha querido gastar pólvora en salvas y que pelará sólo asaltos decisivos, como Rocky Balboa. De este personaje, que guardó el culo de Bush en ausencia mientras la morisma atacaba Manhatan, destaca su perfil humano, absolutamente llamativo en su formación conservadora: su padre se dedicaba a recaudar deudas y solía llamar a las conciencias olvidadizas con un bate de béisbol.

De él ha escrito Newsweek que sabe que la líneas que separa al santo del pecador es a veces «fina y borrosa». Ha hecho un gran trabajo en el Nueva York más oscuro para lo que se ha rodeado de chorizos. New Hampshire aparece como nueva parada de postas, esta vez en un poblado blanco, por cuanto es lógico esperar que la amortización del voto sea de otra índole. Hasta Carolina del Sur, que va en tercer lugar en las contiendas por la nominación, no sabremos quién juega realmente con piezas blancas y quién con negras.