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El gaditano Felipe González

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ientras el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prefería dejarse ver esta navidad por el lado onubense del parque de Doñana, el ex Felipe González se refugiaba en Castellar viejo para celebrar la Nochevieja en familia. A pesar de ser hijo adoptivo de dicho municipio, patearse a menudo Los Alcornocales con sus amigos Ildefonso Gómez o Juan Sierra y contar con casa propia en la capital, planean ciertas dudas a la hora de saber si la provincia aprovecha en lo que cabe esa vecindad emocional del anterior secretario general del PSOE. Hoy por hoy, González no sólo ha asumido a escala comunitaria la presidencia del Grupo de Reflexión sobre el futuro de Europa sino, a escala estatal, ha sido nombrado «embajador plenipotenciario y especial» de las conmemoraciones de los distintos bicentenarios de Iberoamérica, en torno a la Constitución gaditana de 1812. El hijo del vaquero de Bellavista podría lograr que Cádiz volviese a ser el gran puerto europeo de América. Al menos, desde el punto de vista intelectual, que no estrictamente comercial. Pero tampoco sería moco de pavo.