Por una ciudad más limpia
El Gobierno local jerezano y la concesionaria de la limpieza pública, la empresa Urbaser, han decidido divorciarse, pero, como suele suceder en estos casos, el proceso será largo y no exento de tensiones, zancadillas y acusaciones veladas. Este matrimonio de conveniencia tuvo sus años dorados en la década de los 90, cuando Jerez, siendo delegada de Medio Ambiente Miriam Fernández, fue galardonada, incluso, con el premio Escoba de Plata, un reconocimiento a nivel nacional a las ciudades más limpias y comprometidas con el medio ambiente. En aquellos tiempos los agujeros económicos del municipio no tenían el diámetro de los actuales y Urbaser y nuestro Consistorio vivían un romance que para sí quisieran Sarkozy y Carla Bruni. Pero el tiempo pasa y la convivencia se ha hecho insoportable. Los años, además, han ido arrugando el aspecto de nuestra ciudad en lo que ha limpieza se refiere. Acostumbrados a la pulcritud y cuidado de antaño, Jerez nos parece ahora una urbe sucia en algunas de sus calles y barrios, cada vez en más. Nuestros visitantes habituales -he tenido la oportunidad de escuchar a más de uno- opinan algo muy parecido.
Actualizado: GuardarSin ánimo de ser catastrofista, porque los operarios, muchos o pocos, hacen su trabajo todos los días; la ciudad está más descuidada, más desaliñada que antes, y ese deterioro del servicio de limpieza viaria ha avanzado al mismo ritmo que engordaba la deuda del Ayuntamiento con Urbaser.
Está muy bien que Pilar Sánchez y los suyos no se sientan satisfechos con la labor que desempeña la empresa propiedad del ex presidente del Real Madrid Florentino Pérez, pero para buscar otra concesionaria o asumir el Ayuntamiento de Jerez las tareas de recogida de basuras y limpieza pública, extremo que no se descarta en absoluto, hay un problema enorme, un gran problema con un nombre muy concreto: 40 millones de euros, la deuda con Urbaser.
Las declaraciones de la alcaldesa jerezana hoy a este periódico son determinantes y muy sintomáticas de cuáles son las intenciones del Gobierno local, pero difícil lo tendrá para negociar la señora Sánchez con un lastre de estas características que, por otro lado, invita a hacer una reflexión muy delicada y preocupante. ¿Qué tipo del Plan de Refinanciación se ha llevado a cabo en el Consistorio cuando aún se le deben 40 millones de euros a una concesionaria tan importante como la de la recogida de residuos urbanos? ¿Qué clase de deuda se ha afrontado cuando hay otra empresa como la del transporte público a la que también se le adeudan cantidades indecentes? La ingeniería financiera, que de ser deporte olímpico habría llevado a nuestro país a lo más alto del medallero, tiene lo que el vino, te hace feliz al principio pero si abusas de ella te termina doliendo la cabeza.
A la espera de que encontrar respuesta a estas inquietudes y volviendo al caso de Urbaser, nuestra regidora tiene previsto reunirse esta semana que entra con los gerifaltes de la compañía, llegados desde Madrid al rescate.
Es posible que asistamos a un considerable despliegue de paños calientes, o no. Sea como fuere ambas partes quieren poner fin a esta historia, aunque cada cual de manera diferente, y la salida de Urbaser de la ciudad tendrá lugar más pronto que tarde. En fin, la compañía no lo tendrá tan complicado para buscar recursos en otros lugares si tenemos en cuenta que tiene presencia en 13 países de cuatro continentes y da servicio a más de 16 millones de personas en todo el mundo.
El caso es que, como tantas cosas, esto no es más que un juego de intereses. Ellos apuestan por el coge el dinero y corre, Pilar Sánchez no quiere amenazas de despidos y sí calles más limpias a mejor precio, y los ciudadanos exigimos que la ciudad esté algo más presentable. Tan complicado como eso.