LUCES Y SOMBRAS

Balneario y Aduana, vidas paralelas

No soy tan presuntuoso como para emular Las vidas paralelas de Plutarco, Dios me libre, pero intuyo que la Aduana seguirá la misma trayectoria que en su día emprendió el Balneario de la Palma. La petición formulada por la Academia de Bellas Artes demandando que el inmueble sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC) para impedir así su demolición, me recuerda la polémica suscitada en la década de los años ochenta cuando se iniciaron los trámites destinados a declarar el estado de ruina del balneario En esa ocasión también se abrió expediente de Bien de Interés Cultural que provocó, de inmediato, la suspensión de las actuaciones municipales encaminadas a su derribo. El resto es historia ya conocida.

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Durante años el balneario presentó un aspecto verdaderamente desolador. Esta lamentable situación, que se alargó en el tiempo más de la cuenta, generó algunas tensiones entre la alcaldía y la Consejería de Cultura. La alcaldía pretendía su desmantelamiento por entender que la rehabilitación no era posible y porque con su desaparición se proporcionaba una vista más espléndida de la Caleta. La ubicación del edificio en el centro del la ensenada impide el disfrute, en todo su esplendor, de ese paraje natural, único y espectacular que se encuentra flanqueado por los castillos de Santa Catalina y de San Sebastián. Eso sí que merece la pena proteger Asimismo, la pequeña playa, abarrotada por los usuarios en los meses del verano podría recuperar un espacio que le era muy necesario .No fue posible. La Consejería dicta resolución declarándolo Bien de Interés Cultural y procede a su reconstrucción - que no a su rehabilitación - de manera que no se sabe bien si lo que intenta preservar es un edificio de nueva construcción u otro de relativo interés, ficticiamente rehabilitado.

Resulta un tanto extraño que en ambos casos la declaración de Bien de Interés Cultural se solicite a instancia de terceros después de transcurrido nada menos que medio siglo desde la construcción de las dos edificaciones. Parece que en tan dilatado periodo de tiempo la Administración competente no ha tenido la sensibilidad suficiente para reconocer de oficio unos valores históricos y artísticos o de otra naturaleza que justifiquen su calificación como BIC. Cuesta trabajo creerlo.

En cualquier caso, sería recomendable que el Ayuntamiento gaste la partida presupuestaria destinada a publicidad en difundir aquello que es importante para la ciudad, como es el proyecto de la plaza de Sevilla que la mayoría de los vecinos ignoran. Lo que se conoce no necesita publicidad. Los gaditanos tendrían una idea más precisa sobre la conveniencia de conservar o no la Aduana si tuvieran un conocimiento completo de ese proyecto de especial relevancia para Cádiz. Desde luego no se puede tolerar que una discusión bizantina retrase una vez más la ejecución de un plan que fue diseñado hace años pensando en el futuro de la capital. Ese es un lujo que no nos podemos permitir.