Imagen de archivo del escritor Francisco Casavella, ganador del Premio Nadal.
Perfil

Aprendiz y «escritor aficionado»

Francisco Casavella da un paso más hacia la inmortalidad en negro sobre blanco con el LXIV Premio Nadal de novela

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Francisco Casavella (Barcelona, 1963), una de las voces más prometedoras de la última narrativa española, ha dado un paso más hacia la inmortalidad en negro sobre blanco con el LXIV Premio Nadal de novela, gracias a su novela Lo que sé de los vampiros, texto ambientado en el siglo XVIII y que narra la expulsión de los jesuitas en España.

A sus 45 años, el autor, que se llama en realidad Francisco García Hortelano, ha practicado diversos oficios sin pasar en ninguno de ellos de la categoría de aprendiz, por lo que considera que desde hace diecisiete años se gana la vida como "escritor aficionado", como se define.

Entre sus obras se encuentran las novelas El Triunfo (1990), escrita con 27 años, Quédate (1993), Un enano español se suicida en Las Vegas (1997) y El Día del Watusi (2002-2003), aparecida en tres partes tituladas Los juegos feroces, Viento y joyas y El idioma imposible, ésta última traducida al francés, alemán, holandés, italiano y en inglés por la prestigiosa editorial Faber.

Casavella ha visto como dos de sus obras han sido llevadas al cine: El triunfo, dirigida por Mireia Ros y protagonizada por Juan Diego y Angela Molina, una adaptación sobre la que el autor "prefiere callar y mirar a otro lado", y Volverás (2002), de Antonio Chavarrías, una adaptación de Un enano español se suicida en Las Vegas. También fue guionista de Antártida (1995), la primera película dirigida por el cineasta Manuel Huerga.

El imaginario de Casavella se nutre de los bajos fondos, la delincuencia, la pantomima y el engaño. A menudo, sus personajes son inadaptados a su entorno que buscan nuevos horizontes donde proyectar sus fantasías.

Aunque antepone la literatura a sus otras ocupaciones, Casavella también colabora con diversos medios de comunicación, como El País y El Mundo.