De Gainsbourg a Gainsbarre
Se publica una biografía que reconstruye la vida y obra del mítico autor francés
Actualizado: GuardarMás allá de un bloque de gestos y anécdotas que imprimieron proyección social a su figura, Serge Gainsbourg (1928-1991) debe ser incluido en el selecto bloque de agitadores de la cultura francesa del pasado siglo. Compositor, músico, cantante, poeta, escritor, fotógrafo, pintor, actor y cineasta, el artista parisino sedujo a hermosas mujeres, cultivando en sus letras humor, depravación, poesía y actitud como refugios de su timidez mientras caminaba pasos por delante de su tiempo, evolucionando sobre un versátil espacio musical donde confluían funk, reggae, psicodelia, jazz, pop, bandas sonoras o chanson. Una de sus canciones ganó en 1965 el Festival de Eurovisión en la voz de France Gall, otras fueron interpretadas por Françoise Hardy, Brigitte Bardot, Vanesa Paradis o Jane Birkin -un amor junto al que grabó aquel emblema erótico de los setenta llamado Je t'aime moi non plus-, seducidas todas por una personalidad que también atrapó con posterioridad a una plural legión de seguidores entre quienes se encuentran Jarvis Cocker (Pulp), Divine Comedy, High Llamas, David Holmes, Mick Harvey, Beck, Air o John Zorn, entre otros.
Los elogios de muchos de ellos se inscriben en algunos capítulos de Serge Gainsbourg. La biografía (Reservoir Books. Mondadori; 2007), un espléndido recorrido por la vida y obra del galo firmado por la periodista británica Sylvie Simmons. Por sus más de trescientas páginas (rematadas por un documentado apéndice con discografía, filmografía, bibliografía y álbum fotográfico) desfilan, impulsadas por un dinámico estilo, las luces y sombras de un personaje singular, ratificadas por quienes formaron parte de su vida con Jane Birkin en lugar preferente. Todos fueron partícipes y admiradores de un versátil discurso que conjugaba su inteligente dialéctica, plagada de juegos de palabras, con una indeleble estética y que terminó regalando a Francia un icono de su cultura reciente; discutido y maldito en su momento -«mi vida es un triángulo de alcohol, Gitanes y mujeres» sentenció- pero triunfante a la postre, después de que la indiferencia del mercado anglosajón -a la que se refiere Birkin en el prólogo del libro- cayera rendida ante su poder de seducción.
El periódico francés Libération definió a Gainsbourg como un «doble agente» por su condición de maestro de la dualidad, capaz de abordar tanto «pop desechable como chansons clásicas, canciones que hablaban tanto de amor como de mierda y en las que hacía referencia tanto a telefilmes y películas norteamericanas de baja estofa como a Baudelaire, Verlaine y Prévert». Una doble vertiente también expresada, por una parte, en su papel de excéntrico y provocador, necesitado de dosis de escenificación y personificado en su álter ego, Gainsbarre, y, por otra, en su rol de misántropo, recatado y maníaco del orden. Las dos caras más visibles de un creador complejo y fascinante cuya presencia e influencia siguen creciendo más de quince años después de que un ataque cardiaco pasara factura un 2 de marzo de 1991 a su intensa relación con alcohol y tabaco.