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MAL TRAGO. Hillary lamenta su derrota con un grupo de seguidores al conocer los resultados. / AP
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Los Clinton se encomiendan a su talismán de New Hampshire para evitar el desastre

Una derrota en las primarias del martes en el pequeño estado abocaría a la retirada a la esposa del ex presidente

AGENCIAS
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Bill Clinton ya lo advirtió. Aunque en las últimas semanas había lanzado un campaña a gran escala, Hillary no estaba preparada para ganar en Iowa. Dentro de la lógica del ex presidente de EE UU, un auténtico animal político que no ha perdido un ápice de olfato, su esposa no había gozado del tiempo suficiente para dar a conocer su candidatura y cualquier resultado sería bueno. En realidad, Clinton trataba de quitarle presión porque, pese a la ingente cantidad de dinero gastada en anuncios para el 'caucus' inaugural, barruntaba la derrota. «No es su terreno natural», llegó a decir en pleno combate por convencer a los votantes en Iowa.

Ahora, Hillary sí que navegará por aguas más que conocidas. La senadora por Nueva York pretende emular a su marido y convertir las primarias de New Hampshire en su talismán en la carrera por la nominación demócrata. En 1992, su marido optó por una estrategia similar en su campaña y salió victorioso. Evitó desgastar sus fuerzas en Iowa -en aquella contienda apenas logró el 2,8% de los votos- y fió todas sus posibilidades al pequeño estado ubicado en la región de Nueva Inglaterra. Allí, había desplegado todos sus recursos y obtuvo un triunfo que le catapultó a la batalla por la Casa Blanca.

Lo cierto es que Hillary apenas ha perdido un minuto en su lucha por recuperar el terreno perdido ante Obama. Ayer, el equipo de su campaña envió una incontable batería de correos electrónicos para intentar allanar su camino. «Estoy recorriendo cada palmo de New Hampshire en busca de hasta el último voto para las primarias del próximo martes», proclama el texto firmado por Hillary Rodham Clinton. En principio, las encuestas indican que el trabajo previo ha funcionado. Ayer, antes de conocerse los resultados de Iowa, la aspirante demócrata encabezaba los sondeos con el 32% de la intención de voto por el 26% del senador por Illinois.

Aunque en los próximos días se conocerá el efecto del triunfo de Obama en las encuestas de New Hampshire, buena parte de los analistas estadounidenses consideran que Hillary goza todavía de muchas opciones. «El estado de Nueva Inglaterra es una lente mucho más fidedigna y menos distorsionada que Iowa para ver el panorama presidencial», asegura en 'The Washington Post' el comentarista político David S. Broder. De entrada, en New Hampshire no se celebran los peculiares 'caucus', sino que se trata de unas primarias al uso. Es decir, no existe la posibilidad de que los votantes que en un principio apuestan por un aspirante con escasos apoyos puedan modificar en una segunda vuelta sus preferencias.

Influencia de Romney

Otro factor que marca la cita de Nueva Inglaterra es la alta participación de los electores. Aunque en Iowa se han batido todas las marcas, en el pequeño New Hampshire, cuya capital Manchester está a apenas una hora en coche de Boston, los votantes acuden en masa a las urnas. Su influencia, además, alcanza tal magnitud que dos presidentes que pugnaban por la reelección -Harry Truman y Lyndon Johnson- decidieron retirarse tras cosechar unos malos resultados.

New Hampshire, sin embargo, no sólo puede convertirse en el talismán del matrimonio Clinton. Entre los republicanos, Mitt Romney confía en romper el efecto generado por Huckabee tras su triunfo en Iowa y colocarse como principal opción para los conservadores. No en vano, el líder mormón fue gobernador de la vecina Massachusetts y espera que su cercanía con los votantes le brinde un triunfo imprescindible. Ningún candidato ha logrado la nominación tras caer derrotado en las elecciones de los dos estados.