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Rajoy evita comentar las críticas de los cardenales a la política del Gobierno Blázquez pide al clero que no culpe a las ideologías de su problema pastoral
El líder del PP dice no entender «tanto revuelo» por la opinión de los cardenales PNV e IU solicitan explicaciones de la relación entre Iglesia y Estado El presidente de la Conferencia Episcopal rompió su silencio tras cinco días sin hablar del tema
Actualizado: GuardarEl líder opositor mantuvo a rajatabla la consigna de silencio ante las críticas vertidas por la jerarquía católica a la política social del Gobierno. Marino Rajoy sólo dijo no comprender por qué se ha organizado «tanto revuelo» por «las opiniones» de los cardenales en la fiesta de la familia del pasado domingo.
El PNV e IU solicitaron la presencia en el Congreso de la vicepresidenta primera para que explique la situación de las relaciones Iglesia-Estado tras los últimos comentarios de los prelados.
Rajoy retomó su actividad pública en Guadalajara tras las vacaciones navideñas, pero evitó entrar en la polémica suscitada por las opiniones vertidas por los cardenales de Valencia, Madrid y Toledo en el Encuentro por la Familia celebrado el pasado domingo en Madrid. El presidente del PP soslayó los requerimientos formulados desde el PSOE para que diera su parecer sobre esos comentarios críticos y se limitó a apuntar que en ese encuentro «se expresó una opinión y el sentir de un núcleo de la sociedad», con el que se declaró «muy respetuoso».
Señaló que, a su juicio, la jerarquía católica, como el resto de los ciudadanos, vive en «un mundo de libertad y democracia», y en ese marco «todo el mundo» expresar sus opiniones, que es «lo que hizo esta gente». Por tanto, añadió, «sorprende» que haya «tanto revuelo» y que el Gobierno «esté peleado» ahora con los obispos y los cardenales, como lo está «con todo el mundo».
Rajoy indicó que en lo personal su postura «ya es conocida», y es contraria a determinadas leyes como la de los matrimonios homosexuales. El PP tiene recurrida esta norma ante el Tribunal Constitucional, pero ordenó a sus alcaldes que no bloquearan su aplicación porque las leyes «están para cumplirlas», se dijo en su momento desde la dirección del partido opositor.
En el Congreso, entretanto, el PNV e IU registraron ayer una petición para que la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega comparezca ante la Comisión Constitucional de la cámara baja para que explique las relaciones Iglesia-Estado tras la nueva crisis entre el Ejecutivo y un sector de la Conferencia Episcopal.
El líder de IU, Gaspar Llamazares, tras presentar el escrito, preguntó al Gobierno si mantiene «acuerdos secretos» con El Vaticano sobre determinadas leyes a cambio de «paz» en las relaciones, como se puede desprender de recientes declaraciones del representante español ante la Santa Sede. Si así fuera, dijo, sería «inaceptable» y supondría una cesión de soberanía que exigiría «la llamada a consultas». El presidente de la Conferencia Episcopal rompió sus cinco días de silencio ante las críticas vertidas por un sector de los prelados a la política social del Gobierno. Ricardo Blázquez mostró un medido malestar con esos comentarios, si bien no lo hizo de forma explícita.
El obispo de Bilbao reclamó ayer al clero que no culpe a «derechas o izquierdas» de las dificultades que atraviesa para ejercer su labor pastoral.
Blázquez señaló en Barcelona, durante una reunión con sacerdotes de las diócesis de la capital catalana, Sant Feliu de Llobregat y Terrassa, que los religiosos deben trabajar «sin echar las culpas» a una fuerza política de un signo u otro.
Una alusión en apariencia neutra, pero que cinco días después de los ataques de los cardenales de Toledo, Madrid, y Valencia a diferentes leyes impulsadas por el Gobierno socialista cobra un sentido explícito.
Día escogido
El obispo bilbaíno no había dado su punto de vista hasta este viernes sobre el asunto, y no por casualidad escogió Barcelona, diócesis que no se sumó al Encuentro de la Familia del pasado domingo en Madrid al igual que los demás obispos catalanes y vascos, para dar su parecer sobre la polémica. Blázquez , sin embargo, no fue más allá, de acuerdo al comunicado que emitió el arzobispado de Barcelona.
El líder de la oposición, en cambio, mantuvo a rajatabla la consigna de silencio ante las críticas de la jerarquía católica a la política social del Gobierno. Marino Rajoy sólo dijo no comprender porque se ha organizado "tanto revuelo" por "las opiniones" de los cardenales en la fiesta de la familia del pasado domingo. Rajoy retomó su actividad pública en Guadalajara tras las vacaciones navideñas, y evitó entrar en la polémica.